La renovación de la Arquidiócesis pasa, necesariamente, por la renovación de las parroquias: su estructura, su funcionamiento, su vida de comunión, su comprensión de la evangelización, su compromiso con lo humano que acontece en su territorio...
Queremos que nuestras parroquias vayan viviendo la conversión pastoral requerida desde Aparecida, para ser más pertinentes con la realidad que viven los hombres y mujeres de su territorio.
arroquias que vayan asumiendo la evangelización y la administración de los bienes de mejor manera. Para ello, se propone la creación y fortalecimiento de los equipos parroquiales de evangelización misionera (EPEM) y los consejos parroquiales de asuntos económicos (COPAE). Ver cartilla sobre la naturaleza de estos equipos.
También, las parroquias deben empezar un proceso de renovación de la comprensión y vivencia de la iniciación cristiana. Una iniciación en la fe que se centre más en lo comunitario, que sea más un proceso que unas reuniones presacramentales, que den al corazón: conocer, amar y seguir a Jesucristo y a su reinado.
Otro esfuerzo para ir renovando la parroquia es asumir la dimensión social de la fe, del ser creyentes, animando verdaderas respuestas a los problemas sociales que afectan y dañan la dignidad humana.
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