La iniciación cristiana ha sido entendida como la catequesis para la primera comunión o la confirmación, a cargo de unas cuantas personas (catequistas) y siguiendo programas preestablecidos y lineales. Para darle un nuevo rumbo a nuestra Arquidiócesis, debemos renovar este importante proceso de la evangelización.
La iniciación cristiana es el proceso en el que una persona conoce a Jesucristo, lo ama e inicia su seguimiento. Por lo tanto, no puede ser una acción mecánica o fruto de unos temas que "se ven" o que se aprenden para luego ser evaluados y poder así recibir un sacramento.
Más bien, la iniciación cristiana debe ser un proceso con diversos itinerarios según sea dirigido a niños, jóvenes o adultos. Debe valerse de "pedagogía que lleve a las personas, paso a paso, a la plena asimilación del misterio" dice el papa Francisco, citado en las Orientaciones. El objetivo de este proceso es que cada persona alcance un punto de madurez en la fe que le permita tomar decisiones verdaderamente libres y responsables, y para ello, se requiere de "inmensa paciencia". Por lo tanto, debemos empezar a revisar y renovar los procesos que se hacen en un tiempo corto y prefijado, y cuyo fin es un sacramento y no el conocimiento de Jesúcristo.
Por otro lado, la iniciación cristiana no debe ser tarea exclusiva de unos expertos en ella. Es decir, cada comunidad eclesial, cada grupo o movimiento, además de los catequistas, deben hacerse corresponsables de acompañar el conocimiento de Jesucristo.
Para lograr esta renovación, se propone el estudio de estas orientaciones con el apoyo del equipo de iniciación cristiana de la Vicaría de Evangelización. El equipo estará visitando todos los espacios eclesiales y acompañando a aquellas parroquias, comunidades o movimientos que quieran ser comunidades que inicien en la fe.
Descarga los materiales que hemos preparado para renovar la iniciación cristiana.
Recuerda que este material también puedes adquirirlo en las oficinas de la Vicaría de Evangelización.
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