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18-nov.-2024, lunes de la 33.ª semana del Tiempo Ordinario

Hoy te pedimos que nos des ojos de fe para poder mirar las maravillas que nos regalas, la certeza de que podemos comenzar a caminar y que no tropezaremos con el mal

Muy alegres y optimistas amaneceres nos regalas, Señor. Buenos días para todos y que nuestra semana sea plena en el amor de Dios, en el servicio a los hermanos y en el bien por realizar. 

Antes de la oración y la reflexión quiero que miremos una pequeña catequesis sobre lo que será esta última parte del tiempo litúrgico, que nos lleva por un camino que, si bien pudiese infundirnos temor, hay que mirar con mucha esperanza. Desde hoy leeremos el libro del Apocalipsis. El autor quiere expresar su confianza en Dios y en el futuro, porque finalmente Dios vencerá en la lucha entre el bien y el mal, involucrando no sólo a la tierra, sino también al cielo; no sabe cómo sucederá, entonces recurre a imágenes tradicionales apocalípticas —muchas inspiradas por experiencias religiosas del pueblo de Dios en el pasado— tratando de aplicarlas al presente e incluso al futuro. Pero subyacente a todo esto, incluso cuando describe calamidades, está la fe firme y la esperanza cierta de que Dios vencerá y que, por lo tanto, no hay razón para temer, ni dejarnos influenciar por aquellas voces que quieren infundirnos miedo, porque vamos a vivir el “ya pero el todavía no”. El «ya» de la esperanza, aunque el final no será ahora —como nos decía el Señor—, ese final sólo lo conoce el Padre celestial. 

Ahora, Señor, regálanos tu Espíritu que ilumine nuestra oración. Poco antes reprendiste con cariño a tus discípulos por su falta de comprensión y de fe, ahora estás curando al ciego. ¿Es quizás para enseñarles a ellos y a nosotros la lección de que necesitamos curarnos de la ceguera espiritual por medio de la fe? Te conviertes en luz e iluminas al ciego. 

Hoy te pedimos que nos des ojos de fe, primero que todo, para poder mirar las maravillas que nos regalas, la certeza de que podemos comenzar a caminar y que no tropezaremos con el mal, porque no lo permitirás; y, al contrario, veremos con la claridad de la esperanza a nuestros hermanos con los que compartiremos este día y esta semana, para mirar la soledad de muchos de ellos, para mirar también su tristeza y ver sus necesidades y hacer que siempre seas tú el que nos ilumine. Para eso será necesario pedirte: “Señor, que veamos de nuevo”, porque estamos ciegos al amor que nos muestras en los que nos rodean. 

Que veamos de nuevo, porque estamos ciegos a tu bondad y belleza que nos revelas en cada momento y en los acontecimientos de nuestro diario vivir.

Que también oigamos de tus labios: «Tu fe te ha salvado» Bendícenos, guárdanos y protégenos y que Nuestra Madre Divina nos auxilie, y nos lleve en su Manto Sagrado. Feliz y santificado lunes y un muy santo inicio de semana. 

 

Pensamientos para el Evangelio de hoy (evangeli.net)

* «A través de la oración logramos estar con Dios. La oración es seguridad para los navegantes» (san Gregorio de Nisa).

* «Cuando el grito de la humanidad, como el de Bartimeo, se repite aún más fuerte, no hay otra respuesta que hacer nuestras las palabras de Jesús y sobre todo imitar su corazón. ¡Hoy es tiempo de misericordia!» (Francisco)

* «La fe nos hace gustar de antemano el gozo y la luz de la visión beatífica, fin de nuestro caminar aquí abajo. Entonces veremos a Dios ‘cara a cara’ (1Cor 13,12), ‘tal cual es’ (1Jn 3,2). La fe es pues ya el comienzo de la vida eterna (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, n.º 163).

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.