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18-abr.-2023, martes de la 2.ª semana de Pascua

En nuestras comunidades hay UNO que nos puede unir en sí mismo. Eres Tú, porque eres nuestro modelo y nuestro Señor.

Segundo día de nuestra semana y momento y motivo para dar gracias a Dios por lo que nos concedes: vida, salud y bienestar; ánimo para iniciar nuestras actividades y hacerlo con alegría y generosidad. Hoy tu palabra, nos da la oportunidad de pensar en todo lo que recibimos y reflexionar sobre lo que significa la comunidad. Hay cosas que son difíciles y aún decepcionantes; sabemos lo difícil que es formar una verdadera comunidad. Somos diferentes, con diferentes personalidades, diferentes ideas, talentos, actitudes. El mayor obstáculo somos nosotros mismos: queremos que la gente siga nuestro camino, imponemos a los demás nuestros criterios y puntos de vista, etc.

En nuestras comunidades hay UNO que nos puede unir en sí mismo. Eres Tú, porque eres nuestro modelo y nuestro Señor. Estás vivo y presente entre nosotros. Tú nos unes en una misma fe y en un mismo amor. Ese es el ideal de vida que Tú nos has dejado: “ámense como yo los he amado” (Jn 13, 34. 15, 12). Ésta es parte de una tarea para toda la vida, pero ¿acaso no podemos ser una sola mente y un solo corazón? ¿Tenemos sentimientos para pensar que las alegrías de uno son las alegrías del otro, que nuestras tristezas son las del otro? Hoy tenemos pensamientos tan distintos, maneras de obrar individualmente y a veces de manera egoísta, pero nuestro sentimiento tiene que ser de una manera muy hermosa, tal como nos dices, Señor: “que todos sean uno” (Jn 17, 21). Permítenos tener un corazón humilde y sencillo, que tenga verdaderos sentimientos de fraternidad y solidaridad, para que nuestros ideales sean tus ideales como nos dice san Pablo: “ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí” (Ga 2, 20). Gracias, Señor, por darnos la ocasión de amar y servir con tus mismos sentimientos. Amén.

Un muy fraternal y solidario martes vivido en unidad.

PALABRAS DEL SANTO PADRE

Es el Espíritu quien nos hace resucitar de nuestras limitaciones, de nuestras muertes, porque tenemos muchas, muchas necrosis en nuestra vida, en nuestra alma. El mensaje de la resurrección es este de Jesús a Nicodemo: debemos nacer de nuevo. Pero, ¿por qué deja lugar al Espíritu? Una vida cristiana, que se dice cristiana, que no deja lugar al Espíritu y no se deja llevar adelante por el Espíritu, es una vida pagana, disfrazada de cristiana. El Espíritu es el protagonista de la vida cristiana, el Espíritu -el Espíritu Santo- que está con nosotros, nos acompaña, nos transforma, vence con nosotros. Nadie ha subido jamás al cielo, sino Aquel que descendió del cielo, es decir, Jesús, descendió del cielo. Y él, en el momento de la resurrección, nos dice: "Recibid el Espíritu Santo", él será el compañero de vida, de la vida cristiana. (Santa Marta, 30 de abril de 2019)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda pbro.