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"Un viento impetuoso de santidad” anima la celebración continental del Jubileo Extraordinario de la Misericordia

Los santos americanos, hombres y mujeres de Dios, con su carisma misionero e inspirados por el Espíritu Santo, transparentan el rostro del Padre y hacen presente el…

Precursores de la “Iglesia en salida misionera”, los santos americanos “primerean” la misericordia en el continente. Ellos y ellas, con su testimonio, hacen posible el deseo del papa Francisco de “que un viento impetuoso de santidad recorra este Jubileo Extraordinario de la Misericordia en América” –lema de esta celebración jubilar– estimulando el compromiso misionero de la Iglesia en América.

Algunos trazos de su vida y de su obra –signos de fe, caridad y esperanza– fueron compartidos en dos paneles. En el primero, sobre los santos mártires y los santos misioneros, intervinieron los cardenales Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara (México), y Gerald Lacroix, arzobispo de Quebec (Canadá), respectivamente. En el segundo panel, cuatro expositores se enfocaron en las santas místicas, en los santos pastores, en los santos desamparados, y en los santos de la caridad. En su orden, participaron la  Hna. María Helena Rivillas, teresiana colombiana; mons. Andrés Stanovnik, arzobispo de Corrientes (Argentina); el padre Francisco de Roux, jesuita colombiano; y mons. Julio Cabrera Ovella, obispo de Jalapa, (Guatemala).

Para algunos santos la ruta comenzó a temprana edad, cuando empezaron a sentir la ardiente pasión de la entrega y el amor por Jesucristo.  Para otros la experiencia de compartir su vida con los “descartados”, los olvidados, inició un poco más adelante, cuando, transformados por el encuentro con Dios, se dejaron abrazar por su misericordia.

A la distancia, la sensibilidad de los santos por la vida de los “últimos”, de los más pobres, se identifica con el amor misericordioso de Dios en la historia y en la vida de los pueblos americanos. Ellos y ellas son “instrumentos dóciles de la obra del Padre”, como explicó monseñor Stanovik.

Así también, la oración constante, la austeridad, el sacrificio, la confianza en Dios, la capacidad de entrega sin límites y el celo apostólico misionero, constituyen el ADN de su santidad, superando obstáculos e incluso ausencia de caminos para llevar la buena nueva de la misericordia de Dios a las poblaciones más aisladas, como José Gabriel “el cura” Brochero, Catalina Tekakwitha, José de Anchieta, o François de Laval. Pero también hay quienes han aproximando la misericordia a los indígenas, como Laura Montoya y Junípero Serra; a los esclavos, como Pedro Claver; y a los marginados, como Alberto Hurtado. Así también, algunos como Martín de Porres y Pedro de San José Betancur, con su testimonio humilde, al servicio de los demás, abrieron sendas de misericordia. De igual forma, la misericordia atraviesa la vida de mujeres místicas como Teresa de los Andes y Rosa de Lima, y está presente en el martirio de quienes dieron su vida por amor a los pobres, como Óscar Arnulfo Romero, entre muchos y abundantes testimonios de santidad de los cuales estos son apenas una ínfima muestra.

El mural de los santos, expuesto durante esta celebración jubilar continental, amplía este santoral de la misericordia.