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El Seminario Conciliar de Bogotá, en sus 70 años,  abre las puertas a la ciudad

¡Nuestro Seminario está de fiesta!... Este año, por gracia del Señor, celebramos 70 años de la construcción de nuestra casa, en la que innumerables hombres han dedicado…

Fue hacia el año de 1946, bajo el trabajo responsable, liderazgo y perseverancia del obispo de ese entonces, Monseñor Ismael Perdomo, que se entregó la casa ubicada hoy en el barrio el Chicó, luego de tres años en los que tardó su construcción. Su propósito fundamental fue establecer el SEMINARIO CONCILIAR DE BOGOTÁ para la “formación de verdaderos Pastores a ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo, Maestro, Sacerdote y Pastor”, de acuerdo al Concilio Vaticano II; cuya misión se mantiene hoy vigente.

Con esta celebración se invita a todos los fieles, miembros de las comunidades parroquiales y agentes de pastoral, a que reconozcan esta casa como el corazón de la Arquidiócesis de Bogotá, espacio privilegiado para quienes se preparan como los futuros pastores que animarán la evangelización y darán testimonio de la acción Misericordiosa del Padre en su Iglesia. 

La apertura a nuestra celebración  se llevo a cabo el pasado sábado 19 de marzo en la Solemnidad de San José con la “Fiesta de las Familias”, espacio en el que se compartio  con la presencia y participación de las familias de los seminaristas que se encuentran vinculados actualmente al proceso formativo.En ese día se realizaron diferentes actividades en torno a la memoria agradecida por la obra de Monseñor Ismael Perdomo, una reseña histórica de su vida y obras, culminando con la celebración Eucarística en la que como Seminario, nos unimos a la acción de gracias al Señor por todas las manifestaciones de amor para con la Arquidiócesis y su seminario, recibidas durante estos 70 años. 

En las próximas semanas, se socializará a las distintas Vicarías Episcopales y, por ende, a los diferentes párrocos de las parroquias de la ciudad, la metodología a seguir para que todos y todas puedan identificar y conocer al Seminario, valorar lo que en él se realiza y continuar ofreciendo su oración cotidiana para que el Señor suscite en nuestra ciudad, hombres generosos que respondan el llamado a la vocación sacerdotal.