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Corpus Christi: Presencia amorosa, transformante y renovadora de Jesús…

Al medio día en la Catedral Primada De Colombia, se celebró la Solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Jesucristo. En esta eucaristía el Señor Jesús nos invita una vez…

Nos reitera también, que no es solo una presencia silenciosa y sin actuación; sino todo lo contrario, es una gran manifestación viva del Señor en nuestras vidas. "Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida”.(S. Juan 6, 53-55).

El pan eucarístico tiene tres realidades : Jesús se manifiesta amorosa, transformante y  de una manera renovadora en la existencia  de quien cree y se  identifica como católico y quien recibe con frecuencia su Cuerpo y su Sangre.

Jesucristo se presenta de manera amorosa; dio su vida por nosotros y murió en la cruz por nuestra salvación. De manera transformante; transforma interiormente toda nuestra vida, moldea nuestro corazón, nos ayuda a romper el egoísmo, la desesperanza y nos arrebata la angustia en nuestra existencia.

Jesús nos renueva, nos da su perdón y su paz. El Señor  puede sanar todo lo que hace el pecado en nuestras vidas  y nos da la fuerza para que nosotros también podamos perdonar.“El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él”.(S. Juan 6, 56).

 Escuchemos la homilía completa por parte de Monseñor Luis Manuel Alí Herrera, en la Catedral Primada, a continuación:

 

 Bendito, Alabado y Adorado sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar…

Al finalizar la Sagrada Eucaristía, Monseñor Alí, se dirigió  en procesión con el Santísimo Sacramento a la entrada de la “Capilla del Sagrario” de la Catedral primada de Colombia. La Guardia Presidencial , la Policía Nacional  y el coro  de música sacra “La Shola Cantorum”, acompañaron la custodia y la oración que se realizó a lo largo de la romería.

Cayeron pétalos de rosas rojas, amarillas y blancas con nuestro Señor Jesús en Adoración: se pidió por la paz de Colombia, por los  gobernantes de nuestra nación, por la prosperidad de nuestra patria, por la reconciliación y para que el mismo Jesús nos conduzca por senderos de luz y caminos de verdad.

“Nuestro Salvador, en la última cena, instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por lo siglos, hasta que vuelva, el sacrificio de la cruz y confiar así a su esposa amada, la Iglesia, el memorial de su muerte y su resurrección. Sacramento de piedad, signo de unidad, vinculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura”. Catecismo Católico (C. 1323-1409).