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Bogotanos esperan con alegría y confianza dos nuevos santos para Colombia

Colombia tiene una santa, Laura Montoya y los bogotanos tienen una bendición especial con dos causas de beatificación muy cercanas, ya que están en procesos avanzados de…

En las últimas horas el papa Francisco en la Plaza de San Pedro acogió en una eucaristía especial el rito de canonización del beato polaco Stanislao de Jesús y Maria Papczyski y de la sueca Maria Elisabetta Hesselblad. Luego de ser estudiadas y evidenciadas sus virtudes heroicas y por supuesto milagros atribuidos y comprobados a estos dos Santos.

¿Para qué sirve tener santos? El papa Francisco resaltó la necesidad de modificar y agilizar los procesos  de canonización al interior de la Santa Sede y aclaró ; “los santos no solo deben ser motivo de veneración por parte de los feligreses sino un ejemplo a seguir  en el activismo y servicio social sobre todo con los más necesitados".

La noticia más reciente relacionada con la iglesia católica en nuestro país, se conoció el pasado mes de mayo cuando el papa Francisco autorizó la publicación del decreto que reconoció las virtudes heroicas del sacerdote bogotano, ahora venerable; Rafael Manuel Almansa Riaño, cuya fama de santidad hizo que incluso los presidentes colombianos buscaran su consejo.

 Venerable  Rafael Almansa

El Santo Padre aprobó la publicación del decreto luego de recibir en audiencia al Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato. El venerable Rafael Almansa, fue ordenado sacerdote el 27 de mayo de 1866, por monseñor Bonifacio Antonio Tozcano, Obispo de Pamplona.

Su fama de santidad y sus virtudes son realmente heroicas. Fue un  hombre casi angelical. Cuarenta y dos virtudes fueron  entregadas para su estudio. Entre ellas, la humildad,  sencillez , generosidad, pobreza, confesor incansable, consejero, piadoso, amante del silencio, alejado del mundo, obediente, paciente, pacífico,  alegre, compasivo y consolador, manso ,casto y puro, devoto de la Virgen María y otras virtudes más.

Sus primeros años de servicio pastoral fueron en Santander. Fue párroco en Cúcuta y después del terremoto de 1875 fue trasladado a Bucaramanga. Después ingresó a la orden franciscana, en la cual se había formado y fue nombrado párroco en San Francisco, en Bogotá. Participó en uno de los Capítulos Generales de la Orden Franciscana, en Roma y pudo conocer al Papa León XIII.

El 18 de diciembre de 1897 el Arzobispo de Bogotá, monseñor Bernardo Herrera Restrepo, lo nombró capellán de la Iglesia de San Diego, donde trabajó por 30 años hasta su muerte el 27 de junio de 1927.

El venerable Almansa, fue un reconocido consejero y apóstol del bien. Se afirma que unas 100 mil personas visitaron sus restos durante los funerales. Además el Concejo de Bogotá le rindió honores con un monumento de mármol en su tumba, ubicada en el Cementerio Central de Bogotá y ordenó destinar un presupuesto para la elaboración de una estatua.

El postulador de la causa de proceso de beatificación es monseñor Álvaro Fandiño Franky, sacerdote Bogotano, quien trabajó en la arquidiócesis de Bogotá por 54 años y fue ordenado como sacerdote a los 25 años de edad, pasó por casi todos los cargos pastorales arquidiocesanos y fue párroco por diez años en la parroquia de San Diego en el centro de la capital.

Estando como párroco allí en San Diego, dio inicio como postulador a la causa para la beatificación y canonización del  venerable Rafael Almansa.

Siervo de Dios: Ismael Perdomo Borrero

El Siervo de Dios, monseñor Pedro Ismael Perdomo Borrero, nació en Gigante (Huila), el 22 de febrero de 1872. Terminó sus estudios de bachillerato en Neiva e ingresó al Seminario de Bogotá en 1889. Desde 1895 estudió teología en el Colegio Pío Latino Americano de Roma, hasta obtener el grado de Doctor en Teología Sagrada en 1897. Fue ordenado sacerdote el 19 de diciembre de 1896 por el Cardenal Lucido M. Parrochi.

Se destacó como una figura importante para la iglesia Arquidiocesana de Bogotá ya que su labor pastoral fue ejercida en los momentos de mayor agitación política de la nación; determinada por la caída de la hegemonía del partido conservador colombiano para dar paso a los regímenes liberales. Ante estas circunstancias coyunturales, el siervo de Dios Perdomo, mostró un rostro diferente de la iglesia; con una participación llena de sabiduría, prudencia y de servicio, en este contexto político del país.

Desde niño manifestó un profundo amor, admiración y devoción por la madre del cielo, la Virgen María. Fue un hombre sencillo toda la vida, acogió siempre a los pobres  y los ayudó. En su adolescencia brilló por su disciplina y dedicación en sus estudios. También, por ser caritativo, practicante todo el tiempo de las virtudes humanas, con una esperanza absoluta en Dios y en el cielo.

Su obra mayor, su propia vida

Se constituyó en el impulsor y gestor de la construcción del Seminario Mayor de  Bogotá. Esta construcción fue concebida como el corazón de la Arquidiócesis, como un centro de acogida para el clero, la casa de todos y en un contexto amplio de formación permanente para los sacerdotes.

El siervo de Dios, después de cursar estudios en Bogotá y en Roma, fue nombrado obispo de Ibagué en 1903. Luego fue arzobispo titular de Bogotá en 1928. Al recorrer la ciudad capital se  pueden encontrar múltiples obras culturales, sociales, instituciones, obras evangelizadoras y de caridad pastoral iniciadas por él.

Falleció el 3 de junio de 1950 en  Bogotá, fue sepultado según su voluntad en la Capilla de La Inmaculada Concepción de la Catedral Primada de Colombia.

Fue reconocido como Siervo de Dios por El Vaticano y el proceso para la causa de su beatificación fue admitido por la Congregación para las Causas de los Santos el 15 de noviembre de 1966.

El padre Martín Gil Plata, es el postulador de la causa de beatificación del siervo de Dios, Ismael Perdomo Borrero.