Itinerario a partir del interés de los jóvenes
Se proponen cuatro caminos a partir de los intereses de los jóvenes a su vez, los signos del Reino que caracterizan toda experiencia comunitaria de fe: Palabra, Servicio, Liturgia, Oración - Sacramentos y Comunión – comunidad; caminos que a su vez guardan correlación existencial y teológica con intereses vitales de los adolescentes y jóvenes:
Interés juvenil | Jesús | Comunidad cristiana (signos del Reino – escenarios para los itinerarios) |
Búsqueda de sentido | Anuncia la Buena Nueva | Palabra de Dios |
Compromiso de transformación de la sociedad desde los pobres | Entrega su vida como signo de compromiso por una realidad diferente | Servicio |
Celebración, arte y simbología | Vive y nos invita a una nueva forma de adorar a Dios y entrar en relación con Él | Liturgia, oración y sacramentos |
Socializar y fraternizar | Genera y vive en una comunidad de discípulos | Comunión y comunidad |
Esta correlación entre interés juvenil, propuesta cristiana y la persona de Jesús, es un camino válido reconocido por el Papa, para encontrarse con los jóvenes en su diversidad de situaciones, ambientes y edades: “En algunos jóvenes reconocemos un deseo de Dios, aunque no tenga todos los contornos del Dios revelado. En otros podremos vislumbrar un sueño de fraternidad, que no es poco. En muchos habrá un deseo real de desarrollar las capacidades que hay en ellos para aportarle algo al mundo. En algunos vemos una sensibilidad artística especial, o una búsqueda de armonía con la naturaleza. En otros habrá quizás una gran necesidad de comunicación. En muchos de ellos encontraremos un profundo deseo de una vida diferente. Se trata de verdaderos puntos de partida, fibras interiores que esperan con apertura una palabra de estímulo, de luz y de aliento”.
La dinámica de los escenarios también es ocasión para que otros jóvenes que están en búsqueda puedan tener contacto con la comunidad en actividades específicas abiertas a todos y con jóvenes que ya están en camino de crecimiento continuo. Esta flexibilidad va a permitir que existan este tipo de encuentros de aprendizaje en comunidad:
Grupos por escenario.
Interacción con los grupos de otros escenarios, con todos o algunos de ellos.
Interacción con miembros jóvenes o adultos de la comunidad, vinculados a estos escenarios. Es decir, con adultos o jóvenes vinculados a la comunidad en experiencias de palabra, servicio, comunión o liturgia.
Interacción con miembros de otras comunidades o espacios eclesiales.
Interacción con jóvenes que participan en alguna actividad concreta.
Esta diversidad de interacciones y encuentros va a permitir que los jóvenes aprendan de la comunidad, que la comunidad aprenda y asuma la riqueza de los jóvenes y que a su vez jóvenes y comunidad, renueven su camino personal y comunitario en el seguimiento de Jesús.
Los acompañantes y su formación
Los acompañantes a formar son:
Adolescentes, jóvenes y/o adultos.
Presbíteros, religiosos, religiosas y matrimonios.
La propuesta busca formar acompañantes para todos los espacios eclesiales: parroquias, colegios, universidades y movimientos apostólicos. El principio que se busca es una iniciación cristiana desde para y en la comunidad, superando así el carácter de curso presacramental a la confirmación, que la caracteriza hoy.
El Papa recoge en la exhortación postsinodal el perfil de estos acompañantes del mundo y de la experiencia juvenil: “Las cualidades de dicho mentor incluyen: que sea un auténtico cristiano comprometido con la Iglesia y con el mundo; que busque constantemente la santidad; que comprenda sin juzgar; que sepa escuchar activamente las necesidades de los jóvenes y pueda responderles con gentileza; que sea muy bondadoso, y consciente de sí mismo; que reconozca sus límites y que conozca la alegría y el sufrimiento que todo camino espiritual conlleva. Una característica especialmente importante en un mentor, es el reconocimiento de su propia humanidad. Que son seres humanos que cometen errores: personas imperfectas, que se reconocen pecadores perdonados”.
La propuesta pide que quienes van a ser acompañantes, cumpla con estas otras condiciones:
Ser un miembro activo de la comunidad parroquial o el espacio eclesial correspondiente.
Tener voluntad, deseo y tiempo de acompañar adolescentes y jóvenes.
Actitud de apertura frente a la realidad juvenil, exenta de juicios.
Actitudes de creatividad e innovación pedagógica y pastoral.
Uso y reconocimiento del valor de las nuevas tecnologías de la comunicación y de las redes sociales.
Haber realizado o estar estudiando en la Escuela de Evangelización de la Arquidiócesis de Bogotá.
Esencialmente se acoge el llamado del Papa Francisco sobre la importancia del acompañamiento personal en los procesos de crecimiento: “La Iglesia tendrá que iniciar a sus hermanos —sacerdotes, religiosos y laicos— en este «arte del acompañamiento», para que todos aprendan siempre a quitarse las sandalias ante la tierra sagrada del otro (cf. Ex 3,5).
Para el caso específico del acompañamiento de jóvenes, la propuesta acoge tanto lo dicho sobre ella en el sínodo de obispos, como lo señalado por el Papa en la exhortación apostólica “Cristo vive”: “Los jóvenes necesitan ser respetados en su libertad, pero también necesitan ser acompañados (…) La comunidad tiene un rol muy importante en el acompañamiento de los jóvenes, y es la comunidad entera la que debe sentirse responsable de acogerlos, motivarlos, alentarlos y estimularlos. Esto implica que se mire a los jóvenes con comprensión, valoración y afecto, y no que se los juzgue permanentemente o se les exija una perfección que no responde a su edad (…) Además, el Sínodo reconoce la necesidad de preparar consagrados y laicos, hombres y mujeres, que estén cualificados para el acompañamiento de los jóvenes (…) Además, hay que acompañar especialmente a los jóvenes que se perfilan como líderes, para que puedan formarse y capacitarse”.
El protagonismo y compromiso del párroco y de la comunidad en todas las fases de la propuesta es vital y necesaria, con las siguientes características:
En la selección de los acompañantes.
En la cercanía pastoral a cada uno de ellos.
En la apropiación de la pedagogía de los itinerarios por escenarios diversificados, abiertos y complementarios.
En acompañar la formación inicial.
En la formación permanente.
En la puesta en marcha de los itinerarios.
En su presencia activa en los itinerarios que se realicen en su comunidad.