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Itinerario Bautismal 

Diseño Vicaría de Evangelización

 

 

Itinerario Bautismal 

La Arquidiócesis de Bogotá hace suyo el llamado a inspirar toda forma de iniciación cristiana en el catecumenado antiguo. Para este caso del bautismo de los niños ofrece una estructura catecumenal para los adultos, sean estos los padres, padrinos o los demás miembros adultos de la familia cercana a los niños a bautizar. Con ello se busca ofrecer la posibilidad de un momento intensivo y prolongado de encuentro con Cristo en la comunidad, que vaya más allá de unas cuantas horas y enseñanzas previas a la celebración del bautismo de los niños. También se busca darle mayor protagonismo a la comunidad cristina con ocasión del bautismo de niños.

 

Desde un enfoque catecumenal y de catequesis de adultos se da mayor importancia al momento de convocatoria y de acogida de la petición, que se recomienda que no se deje para última hora o días previos a la celebración del sacramento. Ojalá llegue a hacerse tres o cuatro meses antes del bautismo, pues facilita la formación catecumenal comunitaria, articulada con encuentros personales y familiares. Se acoge el enfoque catecumenal porque la celebración del bautismo debe ser "expresión ritual de la fe vivida durante el período de la preparación". De ahí la importancia de cuidar la acogida del sacerdote y de la comunidad a los padres como signo de la acogida de Dios; de que el gesto bautismal proclame el proyecto salvador de Dios sobre todo hombre; de la responsabilidad comunitaria y del compromiso de los padres de creer ellos en su fe y de acompañar la educación en la fe del niño.

 

Esta línea pastoral, afirma Rene Michel Roberge, tiene como otro de sus objetivos, que los padres y los pastores adquieran conciencia del contenido real de la solicitud y de las consecuencias del bautismo. La confrontación de las peticiones de diversas familias permitirá calibrar la calidad de la propia demanda y, en caso de celebración del sacramento, comprometerse en la educación cristiana del hijo y convertir la celebración bautismal en un serio compromiso de fe. La Iglesia cuenta con los padres para transmitir la herencia de la fe. De ahí la importancia de un diálogo franco con ellos, del que la Iglesia espera un despertar a la fe en caso de no creyentes, y siempre una mayor profundización. El bautismo de un niño sólo se legitima, cuando la Iglesia posee los medios -en primer lugar, la red de relaciones familiares que constituyen la vida del pequeño- para que desemboque en una adhesión libre a Cristo.

 

La pastoral, al preocuparse por las condiciones de desarrollo de la fe compartida con el niño, quiere hacer del sacramento un verdadero compromiso de fe. Un bautismo rutinario, o como formalidad sociológica que no tuviera posibilidad de llegar a la fe vivida, es un sinsentido. Todo el rito se orienta en función de una decisión a tomar por los responsables del porvenir del niño. Donde la preparación se ha tomado en serio, ha rendido frutos en la comunidad y, sin duda, hoy existen más posibilidades de quedar marcado por el hecho bautismal. La "nueva pastoral" pone de relieve dos dimensiones: el bautismo como hecho comunitario y su perspectiva de futuro.