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31-dic.-2025, miércoles de la Octava de Navidad

A Dios le encanta inspirar esperanza a través del corazón de los pequeños... Cuanto más hermoso es el plan, mayor es la esperanza.

En este último día del año 2025, te damos gracias, Señor, por todo lo recibido durante el año: nuestros momentos de alegría y momentos de tristeza, la soledad en que vivimos algunos momentos, pero también toda la alegría y la felicidad que nos has dado en el transcurso de este año. Nuestro corazón agradecido a Ti, Señor, por nuestras familias, porque algunas personas partieron de nuestro lado y sentimos el agobio y la tristeza de esos momentos difíciles, pero Tú siempre estuviste ahí a nuestro lado para fortalecernos en nuestras debilidades y mostrarnos el camino que deberíamos de seguir. Gracias por todos los bienes materiales y espirituales que nos regalaste durante este año que termina y por todas las personas con las que compartimos este tiempo, nuestros amigos y familiares y a los cuales pudimos llevar tu esperanza, tu amor y tu fe. Gracias por convertirnos en verdaderos discípulos tuyos que compartimos tu presencia con nuestros hermanos.

Hoy, cuando suenen las campanadas que nos anuncian un nuevo año, queremos colocar en tus manos a nuestras familias, amigos y conocidos. Te pedimos nos concedas poder realizar nuestros sueños y anhelos. Los que viajarán los lleves y los traigas con bien. Los que buscarán trabajo, sientan la alegría de conseguirlo. Los que te piden salud, pasa tu mano sanadora en sus vidas. 

Acepta nuestra acción de gracias por los momentos en que aceptamos tus dones y los compartimos los unos con los otros. Acepta nuestra gratitud por las veces que escuchamos atentamente tus palabras y las pusimos en práctica.

Ayúdanos a caminar con esperanza y alegría y llévanos como tus compañeros de camino. Bendícenos, guárdanos y protégenos durante este día y el año que iniciaremos. Danos la alegría, la fe y la esperanza, el optimismo y la certeza de tu presencia en nuestras vidas. Amén. 

Ojalá como subió el salario, Así suba nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad. Que aumentemos el servicio, la fraternidad y la armonía en lo personal y en nuestras familias. Con todo cariño y mi corazón les deseo UN MUY FELIZ Y SANTO AÑO, LLENO DE BENDICIONES Y COSAS HERMOSAS, PERO ANTE TODO MUCHÍSIMA SALUD Y BIENESTAR. Hoy la Eucaristía ofrecida por cada uno de ustedes y por sus intenciones. Abrazos fraternos. 

Palabra del Papa

La Madre de Jesús es la mujer con quien Dios, en la plenitud de los tiempos, escribió la Palabra que revela el misterio. No la impuso: primero la propuso a su corazón y, tras recibir su «sí», la escribió con amor inefable en su carne. Así, la esperanza de Dios se entrelazaba con la esperanza de María, descendiente de Abraham según la carne y, sobre todo, según la fe.

A Dios le encanta inspirar esperanza a través del corazón de los pequeños, y lo hace involucrándolos en su plan de salvación. Cuanto más hermoso es el plan, mayor es la esperanza. Y, en efecto, el mundo continúa así, impulsado por la esperanza de tanta gente sencilla, desconocida pero no para Dios, que, a pesar de todo, cree en un mañana mejor, porque sabe que el futuro está en manos de Aquel que les ofrece la mayor esperanza (León XIV, Solemnidad de María, Madre de Dios, primeras vísperas y Te Deum en acción de gracias por el año transcurrido).

Reflexión del Evangelio por Paola Treviño, consagrada del Regnum Christi.

El Evangelio de hoy, nos habla de que Cristo es la luz que ilumina las tinieblas. Pensemos por un momento ¿cuál fue la luz que más brilló en mi vida este 2025? Pudo haber sido mi familia, mi pareja, un amigo, una experiencia espiritual, un momento de servicio, de entrega. ¿Qué o quiénes iluminaron mi año 2025? 

Y quizá también hubo tinieblas, esas tinieblas, quizá fui yo misma: mi carácter, mi pensamiento, mi pesimismo, una dificultad en casa, el trabajo, la escuela, una enfermedad. Pero recordar que la Luz, en mayúscula, siempre ha estado ahí, no importa cuán oscuro se ponga, al final, la luz de Cristo y de quienes nos rodean siempre brillará con más fuerza. 

Nosotros tenemos que hacer a un lado las tinieblas para dar paso a la luz. Agradecer las tinieblas, sí, agradecerlas, porque es así, donde podemos disfrutar mucho más de la luz, agradecer la luz que nos guía, agradecer esa luz que nos guio cuando hubo tinieblas. Agradecer esos momentos en los que Dios brilló. 

Y hoy, el último día del año, hacer una pausa. Repasar el mes, repasar la semana, repasar el año. Agradeciendo por esa luz que brilló en mi vida este año: ese momento espiritual, ese momento en familia, ese momento de relación íntima y personal con el Señor que te regaló este año. Hoy comparte con tu familia cuál fue o quién fue la luz de tu 2025. 

Gracias, Jesús. Gracias, Jesús, por iluminar mi vida, gracias, Jesús por ser la luz que guía mis pasos; gracias, Jesús por iluminar el sendero de mi vida; gracias, Jesús por un año más de vida.

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.