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30-oct.-2024, miércoles de la 30.ª semana del Tiempo Ordinario

Ahora nos invitas a ser hijos obedientes a los deseos del Padre celestial y a expresar nuestros sentimientos de respeto y sumisión en el amor a nuestros padres

Al amanecer de estos últimos días de este este mes que nos has regalado te damos gracias por todo lo que de ti hemos recibido, por los momentos de alegría compartidos por la felicidad que le has dado a nuestras vidas y por el sentido de optimismo, de felicidad y de esperanza con que hemos podido compartir con nuestros hermanos. Ahora recogemos la cosecha abundante en buenas obras y acciones que sembramos al inicio de mes y que Tú gratuitamente nos regalaste. Gracias, Señor, por el don de la salud, del bienestar, de nuestras familias y por todos los sentimientos encontrados que hemos podido compartir. Ahora, Señor, llenamos nuestros corazones de esperanza para disponernos a recibir un nuevo mes y abrir nuestro corazón y nuestros oídos para escuchar tu palabra que guiará nuestros pasos saber qué hemos de hacer para poder cumplir tu voluntad. Ahora nos invitas a ser hijos obedientes a los deseos del Padre celestial y a expresar nuestros sentimientos de respeto y sumisión en el amor a nuestros padres. 

Ayúdanos a vivir con entusiasmo tu palabra y a aprender de Ti a abrir nuestras puertas y nuestros corazones a quienquiera que nos suplique, para que también nos abras la puerta a nosotros cuando llamemos y te pidamos que nos admitas en tu mansión de alegría, en el Reino de los cielos. 

ESFORCÉMONOS EN ENTRAR POR LA PUERTA ESTRECHA Y SEAMOS VERDADEROS SERVIDORES EN AMOR Y SERVICIO. Bendiciones abundantes en este miércoles. 

Pensamientos para el Evangelio de hoy (evangeli.net)

* «Oh Jesús escondido, Amor eterno, Vida nuestra, Divino Insensato que te has olvidado de ti mismo y nos ves solamente a nosotros: ¿por qué es tan pequeño el número de los que te conocen? ¿por qué no encuentras reciprocidad? Oh Amor Divino, ¿por qué ocultas tu belleza?» (santa Faustina Kowalska).

* «El paso a la vida eterna está abierto para todos, pero es ‘estrecho’ porque es exigente, requiere esfuerzo, abnegación, mortificación del propio egoísmo» (Benedicto XVI).

* «Las afirmaciones de la Escritura y las enseñanzas de la Iglesia a propósito del infierno son un llamamiento a la responsabilidad con la que el hombre debe usar de su libertad en relación con su destino eterno. Constituyen al mismo tiempo un llamamiento apremiante a la conversión (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, n.º 10360).

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.