Segundo día de nuestra semana en que alegremente despertamos y vivimos el cumplimiento de tu voluntad. Gracias, Señor, por darnos nuevamente la oportunidad de levantarnos a amar y servir a nuestros hermanos.
Una palabra hermosa: «no he venido a ser servido sino a servir y a dar mi vida en rescate por muchos». Te damos gracias porque sabemos que en tu presencia todo lo que hagamos de palabra y de obra llevará tu bendición.
Hoy en tu palabra nos regalas la figura de Marta y nos la presentas como un ejemplo de servicio y de fe. Características de Marta: servir espontáneamente sin que nadie se lo pida; estar graciosamente disponible para los demás; pocas palabras y publicidad, pero trabajo eficaz en el silencio; no buscar honores, sino trabajar calladamente y con eficacia. Así es cómo Marta te siguió. Y su fe era profunda y fuerte en Ti, como el Hijo de Dios que podrías resucitar a los muertos.
Danos la gracia de poder seguir su ejemplo como mujer de fe y como discreta servidora de los demás. Danos su fe en Ti como Señor de la vida y primer fruto de la resurrección. Haznos servidores complacientes los unos de los otros atendiéndoles en sus necesidades.
En este martes dedicado a santa Marta, ella misma sea nuestro consuelo y su testimonio nos anime para cumplir tu voluntad. Al celebrar también en este día a sus hermanos María y a Lázaro, sigamos el ejemplo de estos tres santos en fe en escucha y en servicio, como verdaderos acogedores hospitalarios y servidores. Abrazos y bendiciones abundantes a todas las Martas en este día muchísimas felicidades.
Meditación del Papa Francisco
Toda la revelación divina es fruto del diálogo entre Dios y su pueblo, y también la fe en la Resurrección está unida a este diálogo, que acompaña el camino del Pueblo de Dios en la historia. No hay que maravillarse de que un misterio tan grande, tan decisivo, tan sobrehumano como el de la Resurrección haya requerido todo el recorrido, todo el tiempo necesario hasta Jesucristo. Él puede decir: 'Yo soy la resurrección y la vida' porque en él ese misterio no sólo se revela plenamente, sino que se cumple, sucede, por primera y definitiva vez se convierte en realidad.
Estamos llamados a estar primero ante la cruz de Jesús, pero también a escuchar su último grito y su último suspiro, así como el silencio que se prolonga durante todo el Sábado Santo. Y después estamos llamados a ir a la tumba, para ver que la gran piedra se ha abierto, para escuchar el anuncio: 'Ha resucitado, no está aquí'. Allí está la respuesta. Allí está el fundamento, la roca. No en 'discursos persuasores de sabiduría, sino en la palabra viva de la cruz y la resurrección de Jesús. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 3 de noviembre de 2014, en Santa Marta
Oración de preparación
Jesús, comienzo este nuevo día, reconociéndote como mi Señor y Salvador, como la Vida que vence toda muerte y el Consuelo que sostiene mi alma. En la memoria de Santa Marta, quiero renovar mi fe, una fe que, aunque a veces cargada de dolor o incertidumbre, confiese con firmeza: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo» (Jn 11, 27). Amén.