Bello amanecer el que nos regalas en esta mañana decembrina para compartirlo con nuestros hermanos; para ir con optimismo, con alegría y con el gozo de llevarte en el corazón y mostrar con nuestras obras, acciones y palabras que tu habitas en nosotros. Honramos hoy la memoria de San Esteban, el primer mártir que entregó la vida por amor hacia Ti. Danos la gracia de ser testigos como él, llenos de fe y del Espíritu Santo, llenos de fortaleza, ya que nos esforzamos por vivir tu vida. Danos una gran confianza para vivir en tus manos. Y que, como Esteban, sepamos rogar por los que nos hieren u ofenden para que tú nos perdones a todos. Ayúdanos a continuar en nuestra alegría y que sirvamos a nuestros hermanos experimentando tu presencia. Que al emprender nuestras actividades cotidianas lo hagamos con entusiasmo y optimismo en este último día laboral de nuestra corta semana. Que sigamos compartiendo los hermosos regalos que tu bondadosamente nos has traído: la comprensión, la fraternidad, solidaridad, generosidad y comprensión. Que, al término de estos últimos días de este año, dispongas nuestro espíritu y nuestros corazones, en actitudes positivas y generosas. Amén.
Un muy feliz y comprometido viernes, llenos de bendiciones. Oremos y pidamos el don de la salud y bienestar para todos los que nos rodean. Abrazos y abundancia de felicidad.
Palabra del Papa
Donde se atropella la dignidad y los derechos de la persona humana; donde los egoísmos personales o de grupo prevalecen sobre el bien común; donde se corre el riesgo de habituarse al odio fratricida y a la explotación del hombre por el hombre; donde las luchas intestinas dividen grupos y etnias y laceran la convivencia; donde el terrorismo sigue golpeando; donde falta lo necesario para vivir; donde se mira con desconfianza un futuro que se está haciendo cada vez más incierto, incluso en las naciones del bienestar: que en todos estos casos brille la Luz de la Navidad y anime a todos a hacer su propia parte, con espíritu de auténtica solidaridad. Si cada uno piensa sólo en sus propios intereses, el mundo se encamina a la ruina. (Benedicto XVI, Urbi et orbi 25 de diciembre de 2008)
Reflexión del Evangelio por Juan Lara, miembro de Vivir en Cristo
En el Evangelio de hoy, Jesús nos advierte que seguirle no será fácil. Nos recuerda que, en muchas ocasiones, el costo de llevar el nombre de Cristo es ser rechazado. El conflicto no siempre vendrá de extraños, muchas veces surge en la propia casa o con los amigos, cuando nuestra fe choca con el modo de vivir del mundo.
El seguimiento de Cristo no siempre se trata de ser populares, sino de mantenerse en la fidelidad. Y es importante entender que, si lo rechazaron a Él, es normal que también nos puedan llegar a rechazar a nosotros. Incluso podemos decir que el rechazo puede ser una buena señal de que estamos siguiendo a Cristo, porque se nos nota que buscamos ser como Él: congruentes y en camino hacia la santidad.
Esta semana, en donde ya nos estamos preparando para finalizar el año, donde hacemos una revisión de nuestra vida, identifica una situación o un tema donde has tenido miedo de hablar o actuar de acuerdo con tu fe: puede ser en el trabajo, con tu familia, con un grupo de amigos; en lugar de quedarte callado o ceder por miedo, pide al Espíritu Santo que te dé las palabras y la fuerza.

