Gracias, Señor, por este nuevo día que nos permites iniciar. Gracias por tu cuidado durante la noche, porque hemos despertado con la salud que nos concedes, porque hoy podemos abrir nuestros ojos y ver la luz del sol, por darnos la ocasión de iniciar la jornada en fe y optimismo; con alegría y las fuerzas suficientes para hacer el bien sirviendo a nuestros hermanos. No tenemos que preguntar: ¿qué hemos de hacer? Ya lo sabemos: hacer el bien a todos, hablar bien de todos y pensar bien de todos. Que este día nuestros sentimientos sean de amor, entrega y disponibilidad.
Señor, Tú nos pides que seamos verdaderos testigos de tu mensaje salvador. Envíanos tu Santo Espíritu para abrirnos siempre a la renovación y la conversión, para que verdaderamente mostremos tu rostro misericordioso y piadoso. Sabemos que tu partida no nos entristece, sino que nos llena de esperanza porque nos cumplirás la promesa de enviarnos tu Espíritu de verdad, el iluminador y santificador. Él nos fortalecerá y nos vivificará y guiará para cumplir la voluntad del Padre celestial.
Con esta esperanza puesta en tu promesa, iniciamos nuestra jornada en tu nombre. Echaremos las redes para que la pesca de este día sea abundante y saquemos los frutos al caer de la tarde. Amén.
Feliz, productivo y fructífero martes.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
* «¿Quién, habiendo oído los nombres que se dan al Espíritu, no siente levantado su ánimo y no eleva su pensamiento hacia la naturaleza divina? “Espíritu firme”, “Espíritu generoso”, “Espíritu Santo” son sus apelativos propios y peculiares» (san Basilio Magno)
* «El Espíritu Santo nos hace hijos e hijas de Dios. Nos compromete en la misma responsabilidad de Dios con respecto a su mundo, a la humanidad entera. Nos enseña a mirar al mundo, a los demás y a nosotros mismos con los ojos de Dios» (Benedicto XVI)