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13-oct.-2025, lunes de la 28.ª semana del T. O. 

¿Soy capaz de comprender los signos de los tiempos?

Despertar pensándote es el más bello sentimiento con el que nuestro corazón te agradece todo lo que somos y tenemos. Gracias, Señor, porque podemos reconocerte como el camino, la verdad y la vida. Pero, nosotros también a veces deseamos ver señales extraordinarias que den vigor a nuestra fe vacilante. Danos una fe que sea suficientemente fuerte, que no necesite pruebas ni milagros, sino simplemente que confíe en Ti y en el Padre celestial. Haz más profunda nuestra fe y que ella sea el verdadero fundamento de toda nuestra vida. Estábamos pidiendo milagros y tú no nos has dado más señal que tu presencia en fe aquí entre nosotros. Que esto sea suficiente para sostenernos y así poder caminar junto con nuestros hermanos por el camino, unas veces suave, otras escabroso. Ayúdanos a levantarnos y animarnos unos a otros para que confiando en tu infinito amor seamos bondadosos y generosos para que nuestro servicio sea signo de tu presencia en medio de nosotros. Que este lunes inicio de semana y día de descanso, nos ayude a fortalecernos en nuestra fe y confianza en tu voluntad. Bendícenos en tu bondad; que nos disponga para retomar fuerzas e iniciar con entusiasmo y optimismo esta nueva semana que nos regalas. Amén. 

Bendiciones y abrazos abundantes.

ORACIÓN 

Señor, hoy me recuerdas que no son los signos extraordinarios los que me hacen creer, sino tu presencia viva en lo cotidiano, en el silencio, en cada pequeño gesto de amor. Enséñame a descubrirte en lo sencillo, a reconocerte en la voz del hermano, en la ternura de tu creación y en el susurro de tu Espíritu que me habla al alma. Amén.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO 

¿Por qué estos doctores de la ley no comprendían las señales de los tiempos? ¿Y pidieron una señal extraordinaria? Jesús se la dio. ¿Por qué no comprendían? Primero, porque estaban cerrados. Estaban encerrados en su sistema; tenían la Ley muy bien organizada. Una obra maestra. Todos los judíos sabían lo que se podía y lo que no se podía hacer; todo estaba resuelto. Y allí estaban seguros. No entendían que Dios es el Dios de las sorpresas. Que Dios siempre es nuevo. Nunca se niega a sí mismo. Nunca. Pero siempre nos sorprende. Y no lo entendieron y se encerraron en ese sistema, creado con tanta buena voluntad, y le pidieron a Jesús: «¡Pero danos una señal!», y no comprendieron las muchas señales que Jesús dio que indicaban que el momento había llegado. Cerramiento. Segundo, habían olvidado que eran un pueblo en camino. Y cuando uno está en camino, siempre encuentra cosas nuevas: ¿estoy apegado a mis cosas, a mis ideas, estoy cerrado o estoy abierto al Dios de las sorpresas? ¿Soy una persona estática o en camino? ¿Creo en Jesucristo, en Jesús, en lo que hizo, en su muerte, en su resurrección y en el fin de la historia? ¿O creo que el camino continúa hacia la manifestación de la gloria del Señor? ¿Soy capaz de comprender los signos de los tiempos? Podemos hacernos estas preguntas hoy y pedirle al Señor un corazón que ame la Ley, porque es la Ley de Dios, que ame también las sorpresas de Dios y que sepa que esta santa Ley no es un fin en sí misma. (Papa Francisco - Homilía en Santa Marta, 13 de octubre de 2014)

Pregunta:

¿Busco pruebas visibles para creer o confío en la palabra de Jesús?

Cita bíblica del día: «Feliz el hombre que escucha mi instrucción y permanece vigilante cada día a mi puerta» (Proverbios 8,34)

Pensamientos para el Evangelio de hoy (Evangeli.net)

* «Del mismo modo que Salomón edificó aquel Templo, se edificó también un Templo el verdadero Salomón: ¡Cristo es el verdadero Salomón!» (San Agustín)

* «Todavía hoy, para las “Nínives modernas”, Dios busca mensajeros de la penitencia. ¿Tendremos la valentía, la fe profunda, la credibilidad necesaria para llegar a los corazones y abrir las puertas a la conversión?» (Benedicto XVI)

* «Sólo la identidad divina de la persona de Jesús puede justificar una exigencia tan absoluta como ésta: ‘El que no está conmigo está contra mí’ (Mt 12,30); lo mismo cuando dice que Él es más que Jonás, más que Salomón, más que el Templo (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. º 590)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.