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13-dic.-2025, sábado de la 2.ª semana de Adviento

Juan el Bautista nos enseña una cosa importante: la libertad respecto a los apegos. Sí, porque es fácil apegarse a roles y posiciones, a la necesidad de ser estimados...

En tu bondad, en tu misericordia y en la gratuidad de tu amor nos has regalado una semana más de labores en la que hemos sembrado y ahora comenzamos a cosechar. Gracias, Señor, por todo lo que hemos podido realizar durante este tiempo, por la grandeza de tu amor; por tu compañía, tus palabras que nos han alentado y nos han llenado de esperanza y de fe para servir a nuestros hermanos. Gracias por tu palabra que nos va mostrando tu camino de amor, servicio, entrega y disponibilidad. 

Al meditar tu palabra, te pedimos que nos ayudes a comprenderla porque con demasiada frecuencia nos hacemos sordos a tu voz y ciegos ante tu presencia en medio de nosotros. Inspíranos por tu Espíritu para comprender que ahora es el momento de cambiar y de comprometernos al estilo de vida y a la disponibilidad exigidas para ser tus discípulos.

Ayúdanos a hacer ver a nuestros hermanos que Tú vives en medio de nosotros. Hoy nos en tu palabra dices que «vino Elías y no lo reconocieron». Infunde el don de la sabiduría para reconocerte y reconocer a los que llegan a nuestro lado. «Dichosos los que te vieron y se durmieron en el amor». Danos determinación y fuerza para llevar tu mensaje y tu vida a la gente que nos rodea. Ayúdanos a comprometernos a nosotros mismos, con ilusión, con esperanza, y sin vacilar. Hoy, al celebrar a santa Lucía, te pedimos por medio de ella que nos ayudes a ver con claridad la grandeza de tu amor y las necesidades de nuestros hermanos. Mantennos firmes en la fe y concédenos amar de corazón. Concédenos un día de bondad y de servicio en humildad y sencillez. Amén. 

Un muy descansado, anhelado y feliz sábado. 

PALABRA DEL PAPA

Juan sabe hacerse a un lado, se retira de la escena para dejar el sitio a Jesús. (...) No está interesado en tener seguidores, en obtener prestigio y éxito, sino que presenta su testimonio y luego da un paso atrás para que muchos tengan la alegría de encontrar a Jesús. Podríamos decir: abre la puerta y se va. Con este espíritu de servicio, con su capacidad de hacer sitio a Jesús, Juan el Bautista nos enseña una cosa importante: la libertad respecto a los apegos. Sí, porque es fácil apegarse a roles y posiciones, a la necesidad de ser estimados, reconocidos y premiados. Y esto, aunque es natural, no es algo bueno, porque el servicio implica la gratuidad, (…) Nos hará bien cultivar, como Juan, la virtud del hacernos a un lado en el momento oportuno. (…) Hacerse a un lado, aprender a despedirse: he cumplido esta misión, he realizado este encuentro, me hago a un lado y dejo sitio al Señor.  (Papa Francisco, Ángelus del 15 de enero de 2023)

ORACIÓN 

Señor Jesús, al escuchar la conversación de tus discípulos sobre el regreso de Elías, reconocemos que tu venida estuvo precedida por un gran profeta: Juan el Bautista.

Que al entender que Juan el Bautista cumplió su misión, nosotros también seamos fieles a la misión que nos confías hoy, preparándonos para recibirte en Tu plenitud. Amén.

ORACIÓN A SANTA LUCÍA 

Oh, bienaventurada y amable virgen santa Lucía, universalmente reconocida por el pueblo cristiano como especial y poderosa abogada de la vista, llenos de confianza a ti acudimos; pidiéndote la gracia de que la nuestra se mantenga sana y le demos el uso para la salvación de nuestra alma, sin turbar jamás nuestra mente en espectáculos peligrosos. Y que todo lo que ellos vean se convierta en saludable y valioso motivo de amar cada día más a nuestro creador y redentor Jesucristo, a quien, por tu intercesión, oh protectora nuestra; esperamos ver y amar eternamente en la patria celestial.

Amén.

Reflexión 

Juan Bautista estuvo encarcelado y fue decapitado. Sus discípulos interrogaron a Jesús sobre la venida de Elías, que debe preceder a la del Mesías. La respuesta de Jesús es clara: Elías ya ha venido, es Juan Bautista. Pero no lo reconocieron. Esta venida no reconocida es una dura lección para nosotros. Podemos perdernos cantidad de “presencias de Dios” que tenemos a nuestro lado y no las vemos. Necesitamos “los ojos de la fe”.

San Pablo, antes de convertirse, estaba ciego. Odiaba a todos los cristianos. Pero cuando se bautiza y “caen las escamas de sus ojos” ve a los cristianos como hermanos. Él comprendió que en cada persona está Dios “debajo de la tienda de su cuerpo”.

Pregunta:

¿Qué aspectos de mi vida necesitan una conversión concreta para preparar mejor mi corazón en este Adviento?

Cita bíblica del día:

Despiértate tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo te iluminará (Efesios 5,14)
Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.