Mañana esplendorosa y llena de alegría la que nos regalas, para agradecerte y realizar en este día tu voluntad. Hoy te pedimos nos lleves de la mano para saber qué hemos de hacer. Porque a veces no sabemos dónde estás o hacia dónde nos encaminamos. Cuando nuestras cargas sean demasiado pesadas de llevar, ayúdanos a seguir buscándote y enséñanos a volvernos humildes de nuevo, para que estemos abiertos a la fuerza que tú nos das. Haz que afrontemos nuestro caminar con ánimo y valor, ya que tú nos llenas de esperanza, porque Tú no eres el que resuelve vidas, eres nuestro acompañante, caminas con nosotros, nos empujas, nos levantas, nos alientas, nos animas como un amigo, pero no resuelves la vida por nosotros. Tú nos muestras el camino que hemos de seguir para encontrar la verdadera felicidad:
«Venid a mí…» es tu primera llamada, especialmente cuando vivimos en la desolación y en el cansancio. Te muestras, como alivio y descanso y nos dices que ahora es el tiempo del consuelo, de la esperanza, donde el alivio se muestra presente. Nos invitas a imitarte: «Aprended de mí» Hemos de aprender la capacidad de ser alivio y consuelo para los que sufren, para los que están en situaciones de desesperanza y agobio. Ayúdanos a reparar nuestras fuerzas y a buscar nuestro verdadero descanso en Ti. Amén.
Tengamos en cuenta las palabras de Isaías: «pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, echan alas como las águilas, corren y no se fatigan, caminan y no se cansan». Un muy feliz y aliviado miércoles en manos del Señor.
PALABRA DEL PAPA
Jesús promete dar alivio a todos, pero nos hace también una invitación, que es como un mandamiento: «Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón» (Mt 11, 29). El «yugo» del Señor consiste en cargar con el peso de los demás con amor fraternal. Una vez recibido el alivio y el consuelo de Cristo, estamos llamados a su vez a convertirnos en descanso y consuelo para los hermanos, con actitud mansa y humilde, a imitación del Maestro. La mansedumbre y la humildad del corazón nos ayudan no sólo a cargar con el peso de los demás, sino también a no cargar sobre ellos nuestros puntos de vista personales, y nuestros juicios, nuestras críticas o nuestra indiferencia. (Papa Francisco, Ángelus del 6 de julio de 2014)
ORACIÓN
Jesús, tú nos llamas con ternura: «venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados». Reconocemos, Señor, el peso —de nuestras preocupaciones, nuestras responsabilidades y nuestras faltas— que nos agobia día a día.
Te pedimos que nos concedas el descanso que solo tú puedes dar. Ayúdanos a soltar nuestras cargas a tus pies, confiando en tu poder para sostenernos.
Al pedirte que aprendamos de ti, te suplicamos que infundas en nosotros tu mansedumbre y humildad de corazón. Que, al imitar tu carácter, descubramos que tu yugo es fácil y tu carga ligera.
Que al final de cada día podamos decir verdaderamente: "en ti he hallado descanso para mi alma”. Amén.
Meditación a partir del Evangelio escrita por Paola Treviño, consagrada del Regnum Christi
«Vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados por la carga y yo les daré alivio».
Como digo y repito ¡qué argumento más confortante! Hoy que el presente nos duele, que el futuro nos desconcierta, que la incertidumbre nos agobia, «vengan a mí los que están agobiados, yo les daré alivio». Vengan a mí los que sufren, los que lloran, yo los consolaré. Vengan a mí, vengan a mí.
Escuchemos, hagamos silencio en el corazón. Escuchemos a ese Cristo que nos dice y que nos invita: “vengan a mí vengan a mí”. Vayamos a encontrar a Dios en la oración —donde tengo que llegar con un corazón sencillo, humilde—; caer a sus pies y decir: ‘no puedo más, Señor, pero necesito de tu fuerza, de tu amor, de tu confianza, de tu seguridad, de tu paz, de tu consuelo, Señor mío y Dios mío, necesito de tu amor’.
Escucha cómo el Señor te llama: ‘Ven a mí’. Él te espera. Vayamos a los pies de Jesús y escuchémoslo decirnos al corazón: ‘Ven a mí’. Y con el corazón en la mano, pongámosle ahí, a sus pies, todo lo que lleve nuestro corazón, sabiendo que Él nos aliviará.
Pregunta
¿Cuáles son las cargas personales que hoy necesito llevar ante Jesús para que Él me alivie?
Cita bíblica del día.
"Descansa en el Señor y espera en Él" (Salmo 37,7).

