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Para sembrar esperanza durante el Adviento
 

Segundo domingo

 El tiempo
 
Los desarrollos de la ciencia y la tecnología han puesto a nuestro alcance dispositivos que en buena medida facilitan nuestras actividades y nos acercan a los demás; con estas ayudas podemos incrementar nuestros compromisos diarios. Los aparatos electrónicos nos permiten vivir más de prisa y también pueden hacernos olvidar de un componente sustancial de la existencia humana: el tiempo. En ocasiones lo que llamamos vida moderna nos enfrenta al tiempo.
El Adviento es una ocasión para reconciliarnos con el tiempo porque el Adviento es gracia de Dios  que nos va llevando a comprender cómo la salvación es un proyecto que Dios viene desarrollando en la historia de la humanidad, en la historia de nuestras comunidades y en la historia de cada persona.
La vida de todo ser humano, la vida de cada uno de nosotros, tiene su origen en un pensamiento amoroso de Dios; desde antes de la creación de la primera estrella Dios pensó amorosamente en cada uno de nosotros. Y para realizar contigo este proyecto Dios principió por llamarte a la existencia por medio de tus progenitores, luego, a través de la Iglesia, te llevó a conocer a Jesucristo y por él te reveló su proyecto de salvación; así que se puede explicar la vida de cada ser humano como la maduración del amor inicial de Dios en la propia historia personal.
Para que un proyecto llegue a ser realidad hay que contar con el paso del tiempo para su maduración y cumplimiento; además también se requiere de fidelidad, de paciencia y de esperanza. Estas virtudes tienen que ver directamente con el tiempo.
 
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Como trabajo para esta segunda semana te sugerimos organizar cada día de la semana dejando unos minutos para el encuentro con Dios, quizá visitando una iglesia, recitando algún salmo, leyendo y profundizando cada día una de las estrofas del prólogo el evangelio según san Juan (Juan 1, 1-18).

Autor
Padre Tadeo Albarracín