
Aconsejar y enseñar sin creernos mejores que los demás
El Santo Padre dio la última catequesis antes de la clausura del Jubileo de la Misericordia en la Audiencia General. “¿Nos hacemos examen de conciencia para ver si también nosotros, a veces, podemos resultar molestos a los demás? Es fácil señalar las faltas de los otros, pero tendríamos que aprender a ponernos en su lugar”. Con éstas afirmaciones para la reflexión de los fieles, quiso explicar tres obras de misericordia espirituales que todos los cristianos deben conocer: sufrir con paciencia los defectos del prójimo, corregir al que se equivoca y enseñar al que no sabe.
Sufrir con paciencia los defectos del prójimo
"Sucede que a veces, las personas molestas son las más cercanas a nosotros, entre los parientes siempre hay alguno, en el lugar de trabajo no faltan, y tampoco en el tiempo libre. ¿Qué debemos hacer con las personas molestas? También nosotros muchas veces somos molestos a los demás". De esta manera Francisco destacó la obra del Señor, quien se muestra como un Dios paciente y misericordioso, que soporta los lamentos de su pueblo y también el obrar de Jesús, paciente durante los tres años de su vida pública. "Esta obra de misericordia espiritual está relacionada con otras dos: corregir al que se equivoca y enseñar al que no sabe. Supone un gran esfuerzo ayudar a otros para que crezcan en la fe y caminen en la vida", afirmó el Santo Padre.
Corregir al que se equivoca y enseñar al que no sabe
El pontífice recordó un pasaje del Libro del Éxodo, donde Dios ha sido paciente con el pueblo y condujo a los fieles a realizar un examen de conciencia con el fin de aprender a ponerse en el lugar del otro. Invitó a pensar en el episodio de la madre de Santiago y Juan, que pidió que sus hijos se sentaran uno a su derecha y otro a su izquierda en el Reino de los Cielos, mientras que el Maestro, en cambio, aprovechó esa situación para enseñarles y corregirles.
Aconsejar, amonestar y enseñar sin considerarnos mejores que los demás
El papa Francisco se refirió a las personas que tienen como prioridad las cosas superficiales, efímeras y banales y manifestó que esto a menudo sucede porque no han encontrado a alguien que les incite a la apreciación de los tesoros verdaderos: "el Reino de Jesús no es un reino de poder ni de gloria como los terrenales, sino de servicio y donación a los demás. Por ello enseñar a mirar hacia lo esencial es una ayuda determinante, en especial en un tiempo como el nuestro que parece haber perdido la orientación", aseguró Francisco.
Finalmente el Santo Padre, recalcó que realizar estas tres obras de misericordia no debe llevarnos a considerarnos mejores que los demás, sino que debe inducirnos a mirar en nosotros mismos para comprobar si somos coherentes con lo que pedimos a los demás. "Los animo a poner en práctica las obras de misericordia, corporales y espirituales, para que todos podamos experimentar la presencia y ternura de Dios en sus vidas", concluyó el papa Francisco.
Imagen: Radio María Argentina