esde las pequeñas acciones se construye la realidad de la vida de la Iglesia, es la forma como se esparce el Evangelio, incluso en los sitios más inesperados donde aparentemente no llega Dios, como es el caso de una cárcel. Es así como un grupo de laicos de diferentes parroquias de la Arquidiócesis de Bogotá, unidos bajo el nombre “Emaús La Picota”, desde el año 2012, vienen haciendo presencia en la pastoral penitenciaria, a partir de la realización de retiros espirituales dirigidos a los hermanos privados de la libertad. Hasta el año 2022 se han completado 40 retiros.
Los Retiros de Emaús consisten en un encuentro voluntario en el que grupos de hombres o mujeres experimentan un encuentro personal con Dios, basado en el sentido del Evangelio de san Lucas (24, 13-35), pasaje en el que Jesús recién resucitado camina hacia la aldea de Emaús junto a dos discípulos que no lo pueden reconocer.
En palabras de Mons. Pedro Salamanca, Obispo de la diócesis de Facatativá, Retiro de Emaús es “un apostolado de las parroquias que impulsan los laicos y que es acorde con el espíritu de la Nueva Evangelización que promueve la Iglesia católica".
Fundados por la estadounidense Myrna Gallaher hacia 1978 en Miami, Retiros de Emaús tiene como propósito “acercar las almas a Jesús e impulsar una renovación espiritual que transforme las vidas de personas, familias y parroquias”.
El servicio humanitario y evangelizador que presta el movimiento laical “Retiros de Emaús” en la cárcel "La Picota" ha posibilitado que cientos de reclusos recobren su libertad espiritual y puedan encontrar alivio a su pena, así como sentido de vida en medio de su condición de vida.
Lo importante para los “servidores” del retiro, es dar respuesta a la exhortación del Señor: “…estuve preso y viniste a visitarme.” (Mateo 25, 36).
Esta acción corresponde a las obras de caridad, las cuales son el camino de transformación, en primer lugar, de quien las practica, y en segundo lugar de las demás personas que intervienen en el entorno concreto, en este caso el ambiente de la pastoral penitenciaria.
No es difícil imaginar las dificultades que viven los laicos de este movimiento, pero sobrellevan en nombre de Jesucristo y de la Iglesia católica.
Magally Urrego narra su experiencia como servidora en el ambiente penitenciario, “El control de la cárcel es bien intenso. Debemos pasar por varias inspecciones hasta incluso por los caninos de la Policía. En el penal hace frío. Observo todo con detenimiento, teniendo muy presente que debo vivir este servicio en la obediencia y la paciencia, cualidades de todos los servidores en el Señor, que llevarán la Palabra a estos hermanos. Mis compañeros del servicio de hoy me cuentan que, si los guardas que están asignados al penal ese miércoles de visita no dejan ingresar, porque simplemente así lo decidieron, pues se suspende la visita."
En esta ocasión, asistirán 90 presidiarios participarán en el retiro los días 18, 19 y 20 de octubre y necesitan de nuestro apoyo.
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