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MeditaciónTiempo Pascual - 2020Quinto Domingo de Pascua - 10 de mayo

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“... Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí”.
(Juan 14, 1-12)

Los seguidores o discípulos de Jesús de la primera y segunda generación (finales del primer siglo, comienzos del segundo) nunca pensaron que, con ellos, estaba naciendo una religión. No. De hecho, no sabían con qué nombre designar a aquel movimiento que iba creciendo de manera insospechada. Todavía vivían impactados por el recuerdo de Jesús al que sentían tan vivo y presente en medio de ellos.

Por eso, los grupos que se reunían en ciudades como Corinto, Éfeso, Tesalónica, Colosas, Filipos, Jerusalén o Roma, comenzaron a llamarse ”iglesias”. El término “iglesia” se deriva del latín “ecclesía” y éste del sustantivo compuesto griego: “ekklesía”. Se construye de una preposición “ek”, que significa “afuera” o “hacia afuera”, y del verbo “kaleo”, que se traduce “yo llamo”. El sustantivo se refiere a “los llamados hacia afuera”. En general, en el Nuevo Testamento se usa para designas a las pequeñas comunidades que se van formando convocadas por una misma fe en Jesús, Hijo de Dios y Salvador. En otras partes, particularmente a los primeros discípulos de Jesús los llamaban: los ”del camino”.

No hay duda alguna. Para estos primeros creyentes, el cristianismo no era propiamente una religión sino una forma nueva de vivir. Lo primero para ellos no era vivir dentro de una institución religiosa, con normas y leyes y ritos, sino aprender juntos a vivir como Jesús en medio de aquel vasto imperio romano. Aquí precisamente estaba su fuerza. Esto era lo que podían ofrecer a todos.

En este clima se entienden bien y mejor las palabras de Jesús: “Yo soy el camino y la verdad y la vida”. Este es el punto de arranque, el génesis, del cristianismo. Cristiano, cristiana, es un varón o una mujer que en Jesús va descubriendo el camino más acertado para vivir, la verdad más segura para orientarse, el secreto más esperanzador de la vida.

Este camino es muy concreto. O nos organizamos la vida a nuestra manera o aprendemos a vivir desde Jesús. Hay que elegir.

Sergio Pulido Gutiérrez, Mons.
Canónigo Catedral Primada y Párroco en San Luis Beltrán