¿Para qué existe el Seminario?
Existe para “dar a luz” Pastores según el corazón de Cristo. ¡Es así de bello y profundo!
El Seminario más que un lugar físico es un ambiente, una atmósfera. Es importante el aspecto físico y material pero está en función de aquel “tiempo” de formación destinado a que los hombres llamados por Jesús desarrollen una relación de comunión y de amistad profundas con El.
La iglesia Católica, buscando ser fiel a la práctica formativa de su Maestro y buen Pastor, ha procurado en las distintas etapas de su historia reproducir la experiencia formativa que el Señor Jesús ofreció a los Doce.
A partir del Concilio de Trento (año 1563), ella organizó de manera más adecuada la formación del clero y propuso la experiencia de los seminarios como medio para llevarla a cabo.
El Seminario es entonces un lugar humano donde Cristo, a través del Espíritu arraiga sus caminos en el mundo. Cada joven llamado al sacerdocio ministerial puede entrar en una experiencia humana, cristiana y vocacional que le permite encontrarse definitivamente con el Salvador, a la espera del don del Espíritu que consagra y envía a la misión más fascinante que puede recibir un hombre: anunciar a Cristo y ser su presencia viva en el mundo.
El testimonio de los Evangelios nos deja ver con toda claridad cómo es el corazón de Cristo: obediente y gozosamente unido al corazón misericordioso del Padre, un corazón de carne unido apasionadamente al destino de los hermanos, especialmente de los pobres y sencillos, un corazón nuevo, rebosante de juventud y alegría.
El Seminario Mayor De Bogotá en su rica historia de más de 430 años y en plena comunión con la Iglesia Universal desea seguir siendo el lugar donde se forman los sacerdotes que la ciudad necesita. Hombres comprometidos con su identidad y misión y dispuestos a dar la vida por el Evangelio.
Hombres, como dijera Pablo VI de corazón grande, cerrado a toda ambición, impregnado totalmente del sentido de la Santa Iglesia, fuerte para superar cualquier tentación y dificultad y, sobre todo, un corazón feliz solamente de palpitar con el Corazón de Cristo y de cumplir con humildad, fidelidad y valentía la voluntad divina.
Fuente: sameImage