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Lecturas del Domingo 1º de Adviento - Ciclo BDomingo, 29 de noviembre de 2020

MONICIONES I DOMINGO DE ADVIENTO CICLO B  

 

MONICIÓN DE ENTRADA

Queridos hermanos: Hoy los cristianos empezamos un nuevo año litúrgico. Y lo hacemos con una convocatoria que nos resulta conocida y nueva a la vez: somos invitados a celebrar, en un único y progresivo movimiento, el Adviento, la Navidad y la Epifanía. Las tres palabras -Adviento, Navidad y Epifanía, o sea, venida, nacimiento y manifestación- apuntan a lo mismo: que el Hijo de Dios, Cristo Jesús, se ha querido hacer presente en nuestra historia para comunicarnos su salvación.

Entremos en este misterio, celebrando con fe esta Santa Misa. De pie, cantamos.

 

MONICIÓN PARA ENCENDER LA PRIMERA VELA DE ADVIENTO.

En el Nombre del Dios Trino y Uno encendemos este primer cirio de la corona de Adviento. Con esta luz, rogamos al Espíritu de Dios que encienda nuestros corazones para permanecer en vela a la espera de nuestro Señor y ser signos de esperanza y alegría para el mundo.

En el Nombre del Padres, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

 

MONICIONES A LA LITURGIA DE LA PALABRA

Las lecturas del primer domingo de Adviento ponen ante nuestros ojos la venida del Señor, expresada en Isaías como anhelo de un pueblo que se reconoce lejos de Dios, y que clama, como leemos en el salmo, para ser restaurado por su poder. En la segunda lectura y el evangelio, la perspectiva cambia: los cristianos ya han reconocido la venida de Dios en Jesús de Nazaret. Por eso la recomendación es esperar vigilantes y comprometidos en la construcción del Reino. Escuchemos atentos.

 

PIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 63,16b-17.19b;64,2b-7

Tú, Señor, eres nuestro padre, tu nombre de siempre es «Nuestro redentor». Señor, ¿por qué nos extravías de tus caminos y endureces nuestro corazón para que no te tema? Vuélvete, por amor a tus siervos y a las tribus de tu heredad. ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases, derritiendo los montes con tu presencia! Bajaste y los montes se derritieron con tu presencia, jamás oído oyó ni ojo vio un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por el que espera en él. Sales al encuentro del que practica la justicia y se acuerda de tus caminos. Estabas airado, y nosotros fracasamos; aparta nuestras culpas, y seremos salvos. Todos éramos impuros, nuestra justicia era un paño manchado; todos nos marchitábamos como follaje, nuestras culpas nos arrebataban como el viento. Nadie invocaba tu nombre ni se esforzaba por aferrarse a ti; pues nos ocultabas tu rostro y nos entregabas en poder de nuestra culpa. Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero: somos todos obra de tu mano.

Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL

Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.

Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece.
Despierta tu poder y ven a salvarnos.

Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.

Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa.

Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.

Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti;
danos vida, para que invoquemos tu nombre.

Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1,3-9

La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros. En mi acción de gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la gracia que Dios os ha dado en Cristo Jesús. Pues por él habéis sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo. De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusaros en el día de Jesucristo, Señor nuestro. Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo, Señor nuestro. ¡Y él es fiel!

Palabra de Dios.

 

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 13,33-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!»

Palabra del Señor.

 

HOMILÍA

Un rabino preguntó a sus estudiantes: ¿sabe alguno de vosotros cuándo termina la noche y comienza el día?

Un estudiante respondió: "Cuando ves un animal en la distancia y sabes si es una oveja o un chivo.

Otro dijo: "Cuando ves un árbol en la distancia y sabes si se trata de un cerezo o una mata de plátano"

Cada uno de los estudiantes iba dando ingeniosas respuestas hasta que el rabino les dijo, dejadme que os dé yo mi respuesta. La noche termina y el día comienza cuando miras a la cara de cualquier ser humano y ves la cara de tu hermano o hermana. Si no puedes hacer esto, no importa la hora del día, todavía vives en la noche.

Adviento es tiempo de distinguir a Jesucristo, Príncipe de la luz, rostro del hermano, entre los demás príncipes de este mercadillo humano.

Muchos años atrás, había un anuncio que decía: “Un libro ayuda a Triunfar”-.

Nosotros, hoy, al comenzar el año litúrgico abrimos el Libro, nuevo ciclo de lecturas, el ciclo B, y decimos:" Un Libro ayuda a Cambiar."

Este Libro no nos ayuda a triunfar en los negocios, ni nos salva. Sólo el Señor Jesús salva. Y Jesús no es un libro. Pero con este Libro puede comenzar un cambio y una aventura hacia la vida.

Todos hemos visto, alguna vez, uno de esos pintores que hacen retratos rápidos de las personas en la calle. Un día posó un borracho sucio, sin afeitar y con ropas malolientes. A pesar de su aspecto desastroso fingió gran dignidad. El pintor le dedicó más tiempo del normal y cuando terminó le presentó al hombre su retrato.

Ese no soy yo" dijo, sorprendido, el borracho cuando se vio bien vestido y sonriendo en el retrato. Y el pintor le contestó: "Pero ese es el hombre que usted todavía puede llegar a ser".

Al comenzar este tiempo de Adviento, en que preparamos la venida del Señor, la Palabra de Dios nos dice a todos y a ti que no estás preparado para el retrato porque eres prisionero de las mil trampas de este mundo, que estás sucio, desilusionado, sin esperanza, sin amor, que buscas soluciones a tus problemas en el periódico, en el horóscopo o en nuevas aventuras.

La Palabra de Dios te dice: tú puedes cambiar, tú puedes llegar a ser otro.

"Tú eres nuestro Padre, nosotros somos la greda y tú eres el alfarero, todos nosotros fuimos hechos por tus manos".

Este alfarero te dice, ponte en mis manos, déjate modelar y yo te enseñaré lo que puedes llegar a ser.

¿Quieres cambiar? ¿Quieres estar preparado para la venida del Señor? ¿Quieres vivir este tiempo de espera, de Adviento, sin miedo?

Yo sé que son muchos los que no quieren, los que no se ponen a tiro de la Palabra de Dios, los que no tienen tiempo, los que viven abrumados por el trabajo, el cansancio, los hijos..., los que piensan que es imposible.

La Iglesia nos ofrece a todos nosotros un tiempo nuevo, un tiempo de espera y de esperanza: ADVIENTO.

El Adviento nos recuerda que nosotros no tenemos el control de la historia ni de la vida. Dios tiene el control y nosotros, los creyentes, dependemos de Dios, de su poder, de su acción y de su amor.

En Adviento miramos al pasado y recordamos

Recordamos la primera venida del Señor. Hace más de dos mil años Dios entró en el mundo, nació, como todos nosotros, de una mujer, pequeño y pobre, como todos nosotros, en un pueblecito insignificante como el nuestro.

Miramos al pasado y recordamos el nacimiento del amor, de la esperanza, el nacimiento de Jesús.

Ese pasado, ese ayer lejano, nos suena, es eso que llamamos la Navidad: el pesebre, noche de paz, misa de gallo, regalos, árbol, año cero...

El pasado está lleno de Dios, lleno de Jesús, lleno de gloria. Adviento mira de reojo al día más importante de la historia, el día en que Dios dijo: aquí estoy para vosotros. Ha nacido un niño y es para vosotros.

En Adviento miramos al presente y nos arrepentimos y cambiamos

 Hoy, miramos no al árbol sino al que cuelga del árbol, hoy es el día de la paz de Dios.

 Hoy, cambiamos, hoy es el día cero de mi conversión.

Hoy, dedico mi tiempo a mi Señor.

Hoy, Jesús no es un recuerdo sino una presencia en mi vida.

Hoy, presente, me dejo cambiar por Jesús, vivo y presente en nuestra asamblea.

Sí, el ayer de Dios cambió la historia y el mundo es para que yo cambie en este día de gracia.

En Adviento miramos al futuro y ensayamos el juicio final del domingo

El futuro es Dios, el juicio es de Dios, el mundo nuevo y el cielo nuevo es obra de Dios.

Y el futuro acabará con la segunda venida de Jesús en su gloria. El futuro no está bajo el control del hombre y por eso vivimos desconcertados. A Dios nadie lo puede controlar. Nadie, a Dios gracias, tiene el mando para hacerle aparecer en la pantalla a su antojo. Hay muchos predicadores que juegan a adivinar la mente de Dios. No les crean.

"Estén preparados y vigilando porque no saben ni el día ni la hora. Es como el hombre que marcha al extranjero y deja su casa al cuidado de sus sirvientes y les da a cada uno un trabajo."

Nosotros cuidamos la casa de Jesús y nos manda hacer dos cosas:

Esperen mi llegada: fieles al trabajo.

Estén despiertos: sean mis centinelas.

  

ORACIÓN UNIVERSAL  

A cada petición contestaremos:

"Cristo, escúchanos”

  1. Por la Iglesia, el Papa, los obispos, sacerdotes, diáconos y laicos comprometidos, para que guíen a su pueblo al encuentro con el Señor. Roguemos al Señor...
  2. Por los gobernantes de todas las naciones, para que reconozcan la necesidad de buscar en Cristo la razón de ser de sus gobiernos en la lucha por la paz verdadera. Roguemos al Señor...
  3. Por los pobres, marginados, enfermos y desamparados que no tienen pan, techo ni con que abrigarse, para que compartamos con ellos lo que tenemos, no lo que nos sobra. Roguemos al Señor...
  4. Por los padres e hijos, para que construyan la unidad familiar con Cristo como centro de sus vidas. Roguemos al Señor...
  5. Por todos nosotros, para que la presencia de Cristo en esta celebración nos mueva a estar vigilante y en oración esperando su llegada. Roguemos al Señor...

 

EXHORTACIÓN FINAL

Bendito seas Señor Jesús, tú que vives por siempre,

porque durante tu corta ausencia confías en nosotros

y nos encomiendas la inmensa tarea de un amor vigilante

que no echa la siesta cuando hay tanto que hacer en torno.

Esperamos tu venida con actitud alegre y dinámica,

sin ansiedad estéril ni expectación angustiosa.

Ayúdanos a unir productivamente la esperanza y el esfuerzo

para acelerar el día venturoso de la llegada de tu reino.

No permitas, Señor, que se enfríe nuestro corazón,

para que al llegar nos encuentres con las manos en la tarea

de amasar un mundo mejor y el corazón ocupado en amar.

 

Amén.