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La misión de los doce

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Enseñanza para el XV Domingo del Tiempo Ordinario. CICLO B

- v. 7  Jesús llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritu impuros.

- v. 8  Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero;

- v. 9  que fueran calzados con sandalias y que no tuvieran dos túnicas.

- v. 10  Les dijo: “Permanezcan en la casa donde le den alojamiento hasta el momento de partir”

- v. 11  Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos.

- v. 12  Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión;

- v. 13  expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.

 

                                                                                                  Mc. 6, 7-13

Introducción: 

En el tercer capítulo de su Evangelio, San Marcos incluye el momento de la institución de los “Doce” por parte de Jesús. El llamado tuvo una doble finalidad: primero “para que estuvieran con El” y luego “para enviarlos a predicar” (Mc. 3, 14)

Cumplida la primera parte, que incluyó el inicio de su formación, llegó el momento de hacer efectiva la segunda finalidad para lo cual los Doce fueron elegidos: “el envío a misionar”.

Este es el tema incluido en la lectura de este domingo. El texto, sin llegar a constituir un “manual de apóstoles”, proporciona unos datos sobre el estilo de vida que Jesús quiere de sus seguidores y enviados 

a)     Ante todo, exige presentar una actitud de pobreza y austeridad solidaria en su vida misionera.

b)   Deberán tener una total disponibilidad y dedicación.

      c)   Los predicadores deberán anunciar el Reino, la Buena Noticia y exhortar a la conversión.

Aportes para la Lectura: 

Jesús no fue bien recibido en su tierra; comenzó entonces a enseñar en las aldeas vecinas. Busca completar su tarea, enviando a sus discípulos a anunciar la Buena Noticia. Y los envía por parejas, “de dos en dos”, de igual manera como hizo con los primeros llamados (Mc.1, 16-20) Por otra parte, era una costumbre judía enviar a los mensajeros por parejas: el portavoz debía tener a su lado a un compañero, para avalar la autenticidad del mensaje.  En ese tiempo, para que un testimonio fuera aceptado, debía haber por lo menos dos testigos. El testimonio de uno sólo no bastaba (Dt.19, 15)

Al enviarlos de dos en dos, Jesús ha querido que sus discípulos se presentaran ante la gente como “testigos creíbles” de la Buena Noticia de la que son portadores.

Además, Marcos dice que Jesús envió a predicar a los Doce, dotándolos de un poder especial para que pudieran expulsar los espíritus impuros (demonios). En la antigüedad,  al mencionar a los “espíritus impuros” se hacía referencia a todo mal (pestes, enfermedades, etc.) que atormentaba al hombre.

            Los discípulos, comprobarán más adelante (Lc.10, 17-20) la efectividad del poder recibido de parte de Jesús.

- v. 8-9  Al enviar a sus discípulos, Jesús les ordenó seis cosas: tres que no se deben llevar y otras tres de las que se dice que deben llevar lo mínimo y lo más modesto.

Figuran en primer lugar las tres prohibiciones: no llevar pan, tampoco llevar dinero y prescindir de las alforjas.

            Los envía sin provisiones de ningún tipo, ni “pan” (alimentos), ni dinero. Su subsistencia estará en función de la buena voluntad de la gente. Deberán dejar bien claro que no buscan su propia ventaja ni pretenden aprovecharse de nadie. Todas sus necesidades estarán cubiertas por la “divina providencia”.

Tampoco deberán llevar alforjas. La alforja que se prohíbe  no es la destinada comúnmente a guardar alimentos, sino las alforjas que usaban los mendigos para recibir limosna. Jesús no quiere que sus discípulos se presenten necesitados de dádivas o provisiones.

A continuación se mencionan las tres cosas que Jesús permite llevar, pero con limitaciones. En primer lugar podrán llevar un bastón. Para quienes deben recorrer un largo camino, sobre todo en la zona montañosa, se puede considerar un elemento indispensable. También podrán ir calzados con sandalias (signo de hombres libres), que eran necesarias, sobre todo para los largos viajes en el suelo rocoso de Galilea.

En cuanto a la vestimenta, como expresión de renuncia a un signo que podía considerarse de riqueza, permitía llevar una sola túnica. Las túnicas masculinas eran de cuello abierto, sin mangas y que llegaban hasta la rodilla. Se confeccionaban de lana para los pobres y de lino para los más pudientes. Sobre la túnica, los judíos llevaban un manto de lana que parecía una sábana con capucha.

- v. 10-11  Jesús finaliza sus instrucciones haciendo referencia al comportamiento de aquellos a quienes está destinada la misión: los que demuestren buena disposición para recibirlos o los que directamente le rechacen. 

En caso de ser recibidos, deberán permanecer en esa casa, porque el objetivo principal de la misión será la fundación de nuevas comunidades cristianas.

Si por el contrario los predicadores no son aceptados y escuchados, les ordena que al retirarse, deberán sacudir el polvo de los pies.  Este era un gesto simbólico que los judíos hacían al regresar de tierra pagana, para no introducir en Israel una tierra que se consideraba impura. Era esta, una forma de indicar que aquellos que no aceptan la predicación de los misioneros se los declarará públicamente impuros.

- v. 12  Recibidas las instrucciones, los discípulos se ponen en marcha. No se menciona adonde van, ni cuanto dura su misión, solamente se precisa que predicaban exhortando a la conversión.

La conversión implica un cambio de conducta, una nueva orientación de todo el comportamiento. El término hebreo más empleado, traduce la idea de cambiar el rumbo, de hacer marcha atrás, de hacer un giro y volver sobre los pasos. En el contexto religioso, convertirse significa desviarse de lo que es malo y volver a Dios.

- v. 13  Jesús al enviar a sus discípulos a predicar, les da un poder especial para que pudieran expulsar a los demonios. Hecho que los enviados comprueban al poder expulsar a muchos “espíritus impuros”.

El aceite de oliva (óleo) usado por los apóstoles, era un remedio casero muy curativo (Is. 1, 6; Lc. 10, 34) Pero en este relato, ungir con aceite tiene, además, un carácter simbólico relacionado con la curación milagrosa (Stg. 5, 14)

 

Aportes para la Meditación:

Todo bautizado está llamado a ser misionero. ¿Cuál es tu repuesta a esta tarea?

¿Cómo hacer en nuestra comunidad para estar más abiertos a la misión permanente? ¿Por qué nos cuesta tanto ser misioneros?

Jesús invita a los discípulos a confiar en la providencia, ¿confiamos en ella? ¿Nos aseguramos la vida con “otras cosas” que no sea la confianza en él?

¿Cuáles son los “espíritus impuros que habitan en nosotros? ¿Qué hacemos para expulsarlos de allí donde vivimos y trabajamos?

¿Aceptamos que los otros pueden ser nuestros misioneros, que nosotros también precisamos de alguien que no hable en nombre del Señor?

Para concluir esta meditación y comenzar el tercer paso, sugerimos terminar con un canto, que puede ser “Alma misionera”.

 

Modelo de Oración:

 

Señor:

Guía nuestros pasos,

orienta nuestro caminar

para que sigamos tu ejemplo

llevando la Buena Noticia

a nuestros hermanos

anunciando a un Dios

que se hace cercano

para traernos la justicia y la paz.

 

Contemplación/Compromiso:

            En el último paso de la Lectura Orante nos parece bueno recomendar que dejemos unos cuantos minutos para contemplar todo lo que el Señor nos ha dicho con su Palabra, lo que le hemos dicho a través de la oración, y sobre todo descubrir a qué nos comprometemos, qué acción para transformar nuestro pequeño mundo realizaremos. Siempre debe ser algo muy concreto y en coherencia con lo que el Señor nos pide en su Palabra. 

 

 

 

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