LA CORONA DE ADVIENTO - SEGUNDO DOMINGO
La «Corona de Adviento» tiene como característica cuatro cirios, con ella queremos expresar la alegría del tiempo de preparación a la Navidad, la luz indica el camino, aleja el miedo y favorece la comunión. Jesucristo es la luz que ilumina el sentido de la existencia.
DOMINGO II
1. INVOCACIÓN INICIAL
Estando reunidos, uno de los presentes inicia la oración entablando este diálogo con todos:
V. Dios mío, ven en nuestro auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrernos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
2. LECTURA DEL EVANGELIO
Luego alguno hace la lectura del texto del evangelio de la misa del día:
Del evangelio según san Lucas (1.26-38):
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?» El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y la dejó el ángel.
Palabra del Señor.
3. REFLEXIÓN
En este día solemne la iglesia recuerda de manera especial a la Santísima Virgen María, nuestro modelo de vida cristiana. En ella se aprende la consagración y la entregas y restricciones al señor.
¿Cuántas veces, durante el día decimos sí o no a Dios? ¿Cuántas veces decimos sí cuando realmente queremos decir no? ¿Qué diferencia hay entre mi sí y el sí de María? Y es que el sí de María no es simplemente un sí a la voluntad de Dios; no es un sí sumiso a Dios Todopoderoso. El sí de María es un acto de amor hacia Dios. Es un sí que ocasiona la presencia de Dios en ella, porque es un sí de total entrega, un sí al amor.
Porque no se ama la voluntad de Dios, sino se ama solamente a Dios y ese amor a Él nos hace querer su voluntad. Nuestra madre es esclava del Señor, no porque fue sumisa sino porque amaba. Sólo un amor libre y real a Dios es lo que nos lleva a llevar a ser esclavos de amor.
Nosotros como hijos de María hemos heredado esa esclavitud de amor; no amamos las cosas que nos da Dios o las cosas que no nos da, sino amamos a Dios. Un amor que ha de ser libre y real, un amor que empuja nuestra alma a que nuestro sí sea un acto de amor. Digámosle un sí a Nuestro Señor, un sí de amor. Un sí que ocasione la presencia de Dios en nuestro ser, un sí que acoja a ese Dios que quieren hacer en nosotros.
4. ORACIÓN PARA ENCENDER EL SEGUNDO CIRIO
En seguida, mientras se enciende el segundo cirio, se dice la segunda oración:
Señor Jesús: encendemos este segundo cirio como símbolo del sí de Maria a Dios, San Lucas nos permite vislumbrar el Inmaculado Corazón de la Virgen; un corazón que confió plenamente en Dios, que lo amó y quiso amarlo y obedecerlo por sobe todas las cosas. Queremos que tu palabra sea luz para nuestra vida, que iluminados así descubramos el amor que nos tienes y que desde este amor orientemos nuestra existencia hacia ti. Mantén encendida en cada uno de nosotros la luz de tu palabra para que siempre andemos por tus caminos. ¡Ven Señor Jesús! ¡Ven Señor Jesús!
5. ORACIÓN CONCLUSIVA
Para finalizar rezar un padre nuestro y un ave maría y repetir:
Jesús, ven en medio de nosotros.
Te esperamos para que compartas con nosotros tu luz, tu paz, tu vida.
Amén.
Adaptado de la publicación del padre Tadeo Albarracínen http://arquibogota.org.co/es/