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FIESTA DE LA VIRGEN  DEL CARMEN  (JULIO DE 2022)

MONICIÓN DE ENTRADA

Hoy nos encontramos aquí, llenos de alegría, porque celebramos la fiesta de Nuestra Madre. Porque en la Virgen del Carmen encontramos la imagen real y perfecta de la mirada maternal y confidente de Dios. Ella ha sido durante generaciones y generaciones de personas de nuestro pueblo, un refugio y un aliento para seguir avanzando por los caminos, a veces difíciles de nuestra vida. En ella hemos visto siempre una presencia divina que nos asegura la cercanía del Creador a todos nosotros.

 

MONICIONES A LAS LECTURAS

Hoy nos encontramos aquí, llenos de alegría, porque celebramos la fiesta de Nuestra Madre. Porque en la Virgen del Carmen encontramos la imagen real y perfecta de la mirada maternal y confidente de Dios. Ella ha sido durante generaciones y generaciones de personas de nuestro pueblo, un refugio y un aliento para seguir avanzando por los caminos, a veces difíciles de nuestra vida. En ella hemos visto siempre una presencia divina que nos asegura la cercanía del Creador a todos nosotros.

 

PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Miqueas (2,1-5):

¡Ay de los que meditan maldades, traman iniquidades en sus camas; al amanecer las cumplen, porque tienen el poder! Codician los campos y los roban, las casas, y se apoderan de ellas; oprimen al hombre y a su casa, al varón y a sus posesiones.
Por eso, dice el Señor: «Mirad, yo medito una desgracia contra esa familia. No lograréis apartar el cuello de ella, no podréis caminar erguidos, porque será un tiempo calamitoso. Aquel día entonarán contra vosotros una sátira, cantarán una elegía: "Han acabado con nosotros, venden la heredad de mi pueblo; nadie lo impedía, reparten a extraños nuestra tierra." Nadie os sortea los lotes en la asamblea del Señor.»

Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL

No te olvides de los humildes, Señor.

¿Por qué te quedas lejos, Señor,
y te escondes en el momento del aprieto?
La soberbia del impío oprime al infeliz
y lo enreda en las intrigas que ha tramado.

No te olvides de los humildes, Señor.

El malvado se gloría de su ambición,
el codicioso blasfema y desprecia al Señor.
El malvado dice con insolencia:
«No hay Dios que me pida cuentas.»

No te olvides de los humildes, Señor.

Su boca está llena de maldiciones,
de engaños y de fraudes;
su lengua encubre maldad y opresión;
en el zaguán se sienta al acecho
para matar a escondidas al inocente.

 

No te olvides de los humildes, Señor.

Pero tú ves las penas y los trabajos,
tú miras y los tomas en tus manos.
A ti se encomienda el pobre,
tú socorres al huérfano.

No te olvides de los humildes, Señor.
 

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Mateo (12,14-21)

En aquel tiempo, los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí, y muchos le siguieron. Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: «Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones.»

Palabra del Señor.

 

HOMILÍA

Hoy celebraos la Virgen del Carmen. Es una advocación mariana de antigua tradición y gran arraigo entre nosotros. El monte Carmelo, situado en Galilea, es donde en cierta ocasión el profeta Elías defendió la fe de Israel. Parece que significa “jardín” y se aplica el término a la Virgen por cuanto ella es el “jardín elegido y cuidado por Dios”. Desde los primeros siglos del cristianismo algunos ermitaños se instalaron en las cuevas de aquella zona y parce que, a partir del siglo XII, hubo un grupo estable, que después llego constituirse como orden. Ermitaños que se retiraban a la soledad y que, si exteriormente, vivían en la austeridad seguramente encontraban descanso y sosiego en la protección maternal de María.

Al amparo de la Virgen leemos el evangelio de hoy pidiéndole que ella nos ayude a acoger las palabras de Jesús y a que también sepamos aplicarlas a nuestra vida.

Leemos que Jesús nos invita a ir hacia él. ¿a quiénes? A los que están cansados y agobiados. Hay muchos motivos para el cansancio y el agobio. La experiencia de la pandemia del Covid-19 posiblemente, a muchos, nos ha hecho conocer preocupaciones que desconocíamos y quizás nos ha generado también ansiedad. Hay muchas situaciones en las que se experimenta cansancio y preocupación: a veces por problemas pequeños, pero no podemos dejar de pensar en los que cada día han de buscar con qué alimentarse, a los que llevan largo tiempo sin trabajo, a los que sufren la enfermedad en sus propios cuerpos o en la de seres queridos, a los que se ven obligados a emigrar a causa de la guerra o la necesidad… y en todas las personas que trabajan en el mar quizás con incertidumbre y peligro. La lista puede alargarse muchísimo. Y ningún dolor ni sufrimiento humano nos puede resultar indiferente.

Pero pienso ahora también en ese cansancio y agobio profundo que nace o de la sensación de que no somos queridos o de la dificultad para perseverar en el amor a los demás. Entonces Jesús nos invita a ir hacia Él. Y nos muestra su corazón; es decir, el centro de su persona. Ese corazón en el que nos ama con amor divino y humano. No nos ofrece cualquier cosa, sino que se da a sí mismo. Y nos dice que ahí es donde encontraremos descanso para nuestra alma.

A veces se nos hace difícil descansar. No siempre es fácil ni sabemos hacerlo. Porque buscamos descansos que después nos dejan aún más agotados o vacíos. Pero Jesús nos abre su intimidad. Él es manso, y nos va a tratar con dulzura; es sencillo y no nos va a rechazar a pesar de nuestras fragilidades o pecados.

Pienso en Elías, tan celoso de Dios y tan valiente, y que también experimentó el abatimiento y el cansancio incluso hasta sentirse desesperado. Pero en Dios encontró consuelo y fortaleza.

Pidamos a la Virgen María que sepamos acogernos al ofrecimiento de su Hijo. Y recordemos a todas las personas que pasan por especiales momentos de dificultad. Que también nosotros, encontrando descanso en Jesús, sepamos acompañarles y darles ayuda y consuelo.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES

Invoquemos a Dios nuestro Padre en esta solemnidad de la Virgen María del Monte Carmelo, para que, por su intercesión, derrame sus gracias sobre toda la humanidad.

  1. Por la santa Iglesia de Dios que en María contempla su Madre y su modelo, para que aprenda a escuchar la Palabra y a proclamarla a toda la humanidad, roguemos al Señor.
  2. Por todos aquellos que invocan a María como Madre y Protectora, para que encuentren en ella refugio en las adversidades y estímulo en la vida cristiana, roguemos al Señor.
  3. Por las personas que llevan el santo Escapulario del Carmen, signo de consagración y de esperanza, para que aprendan a imitar las virtudes de la Virgen y reflejen en sus obras una vida evangélica, roguemos al Señor.
  4. Por quienes que invocan a María, la Virgen del Carmen, en los peligros de la tierra y del mar, para que por ella lleguen a Cristo, Salvador de la humanidad, roguemos al Señor.
  5. Por aquellas personas que duermen ya el sueño de la paz para que por intercesión de la Virgen María gocen de las alegrías del cielo, roguemos al Señor.
  6. Por toda nuestra asamblea, para que la participación en el misterio de Cristo, nacido de la Virgen María, nos ayude a ser en el mundo testigos del amor de Dios, roguemos al Señor.

 

EXHORTACIÓN FINAL

Escucha, Padre Santo, la oración de tu Iglesia,

y por la intercesión de la Santísima Virgen del Carmen,

concédenos cuanto te hemos pedido.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.