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FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA - JESUS, MARIA Y JOSE (DICIEMBRE 26 DE 2021)

MONICIÓN DE ENTRADA

Bienvenidos queridos hermanos, a la Casa de Dios para celebrar la Misa dominical.

Inmediatamente después de la celebración del nacimiento del Señor pasamos a celebrar su vida en familia. Estamos necesitados de modelos y esta fiesta se creó para ofrecer un modelo de vida a las familias amenazadas en cuanto tales. El ejemplo de la familia de Nazareth nos mueve hoy a vivir de una manera diferente.

Nos alegramos por los hermanos que vienen en familia a la Misa dominical. Comencemos cantando juntos. De pie por favor…

 

MONICION ÚNICA PARA TODAS LAS LECTURAS

Las lecturas de este día nos hablan de la familia. El libro del Eclesiástico y el salmo nos presentan el modelo de relaciones y los valores que prevalecían en la familia tradicional israelita. El evangelio nos recuerda que Jesús también se educó, creció y maduró en el seno de una familia humana. Escuchemos con mucha atención.

 

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Eclesiástico (3,2-6.12-14)

El Señor honra más al padre que a los hijos y afirma el derecho de la madre sobre ellos.
Quien honra a su padre expía sus pecados, y quien respeta a su madre es como quien acumula tesoros.

Quien honra a su padre se alegrará de sus hijos y cuando rece, será escuchado.

Quien respeta a su padre tendrá larga vida, y quien honra a su madre obedece al Señor.
Hijo, cuida de tu padre en su vejez y durante su vida no le causes tristeza.

Aunque pierda el juicio, sé indulgente con él y no lo desprecies aun estando tú en pleno vigor.
Porque la compasión hacia el padre no será olvidada y te servirá para reparar tus pecados.

Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL

Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.

Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa.

Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.

Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida.

Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,12-21)

Hermanos:

Como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia.

Sobrellevaos mutuamente y perdonaos cuando alguno tenga quejas contra otro.

El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.

Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta.

Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo.

Sed también agradecidos. La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente.

Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.
Y todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso agrada al Señor.

Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan el ánimos.

Palabra de Dios.

 

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas (2,41-52)

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.

Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo.

Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.

Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:

«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados».

Él les contestó:

«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?».

Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.

Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.

Su madre conservaba todo esto en su corazón.

Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.

Palabra del Señor.

 

HOMILIA

La Sagrada Familia y nuestras familias

Recordamos este domingo a la Sagrada Familia, la familia de Jesús. Es una buena ocasión para reflexionar sobre nuestras propias familias. Es mucha la problemática que envuelve hoy este tema. Por eso, no es buena la lamentación que nos empuja a destacar aspectos negativos de lo que nos rodea y sí centrarnos en una serie de puntos que nos ayuden a animar a vivir desde lo que nos trasmite la familia de Jesús.

La pregunta que surge espontáneamente, cuando miramos a la de Nazaret, es: cómo ser hoy una familia cristiana.

Parece que no es fácil vivir la realidad familiar en las actuales circunstancias. Tal vez nunca lo fue, pero, pese a eso, y ante la diversidad tan amplia de entender su realidad, es bueno afirmar que uno de los mejores testimonios que los cristianos podemos ofrecer en estos momentos de incertidumbre, es una vida familiar ‘sana’ garantizadora de la estabilidad y la fortaleza de sus miembros. No importa que determinadas corrientes e ideologías soslayen o hagan de menos el modo como los cristianos entendemos la vida en familia. Sí es claro que la familia, construida desde los valores que se hacen presentes en la familia de Nazaret, sigue siendo ese centro que puede garantizar crecimiento en “sabiduría, estatura y en gracia” a todos sus miembros.

Dios presente

Para que la familia cristiana responda a su función, ha de ser el lugar donde se fomenta el cariño y respeto hacia todos; donde la comunicación, abierta y sincera, encamina a los hombres hacia la libertad; donde la presencia de Dios, se vive no en momentos puntuales y extraños, sino como alguien cuya cercanía se destaca en miles de detalles que lo hacen parte de la misma familia y, por eso, está presente en todos los acontecimientos y circunstancias.

Ámbito de misterio

Contexto donde el misterio de cada persona es apreciado y valorado tal como es, con la seguridad de que cada vida es una historia sagrada en la que hay que admitir, a veces, el desconcierto y la incertidumbre –“¿por qué nos has hecho esto? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados”-, pero sabiendo que se suavizan cuando en ella se favorece la comprensión y la escucha.

Sobre la base del amor

Valorar hoy la familia en cristiano no es estar en contra de nada ni de nadie. Es vivir desde un convencimiento: el amor, que viene de Dios, es la raíz de un proyecto humano-cristiano que da origen a esa minisociedad de donde surgen vínculos fuertes que enlazan a sus miembros para siempre y los inicia en una convivencia fructífera. Tiene como base el amor de unos progenitores cuyo objetivo es seguir fortaleciendo ese amor primero, de donde fluye un ambiente generador de confianza, cariño y seguridad. Equivale a responsabilizarse, también, de un proyecto que atraviesa el tiempo para dar sentido a una opción de fe hecha desde la libertad, la responsabilidad y la fidelidad. Frente a la cultura del individualismo, la soledad y la inestabilidad, la gran afirmación cristiana es que Dios es amor, que a la vida le da sentido el amor y que Dios nos ha pensado para nacer, crecer, vivir y morir en este nido de amor que es la familia.  Por eso, es preciso valorarlo y cuidarlo por encima de todo, ayudándole a madurar con el pasar de los días.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES

Con la Sagrada Familia de Nazaret confiamos en el Señor, que conoce todas nuestras necesidades, y le pedimos que bendiga a todas las familias del mundo, cristianas y no cristianas. Y digámosle:

Señor, bendice a nuestras familias.

  1. Por la gran familia de la Iglesia, para que sea madre bondadosa y hogar cálido para todos, especialmente para los pobres, necesitados y afligidos, roguemos al Señor: R/ Señor, bendice a nuestras familias.
  2. Por todos los matrimonios, para que sepan conservar la frescura de su primer amor,  o al menos volverlo a descubrir y recuperar, roguemos al Señor: R/ Señor, bendice a nuestras familias.
  3. Por todas las familias del mundo, para que sus miembros   -padres e hijos-  sigan creciendo en comprensión, aprecio y servicio mutuo, roguemos al Señor: R/ Señor, bendice a nuestras familias.
  4. Por los niños y por los jóvenes, para que sus padres sean para ellos personas maduras seriamente interesadas por su crecimiento y auténtica felicidad, roguemos al Señor: R/ Señor, bendice a nuestras familias.
  5. Por los matrimonios en dificultad, por los separados y por sus hijos, para que puedan encontrar hermanos y amigos afectuosos que con su comprensión y apoyo les ayuden a superar los fallos de su vida en el hogar, roguemos al Señor: R/ Señor, bendice a nuestras familias.
  6. Por nuestras comunidades cristianas, para que como miembros de una sola familia aprendamos a llevar los unos las cargas de los otros y a compartir también mutuamente las satisfacciones y alegrías, roguemos al Señor: R/ Señor, bendice a nuestras familias.

 

EXHORTACIÓN FINAL

Padre bondadoso,

nosotros confiamos en ti.

Que no neguemos los unos a los otros el mismo amor que tú nos muestras en Jesucristo nuestro Señor.

Amen