En el episodio del evangelio de hoy (Lucas 17, 5-10) reconocemos dos partes, en la primera encontramos una petición de los Apóstoles y la respuesta del Señor a la misma; en la segunda, mediante una parábola, Jesús desarrolla la respuesta dada.
Es útil comenzar por resaltar que el evangelista afirma que son ‘apóstoles’ quienes formulan la petición. ‘Apóstoles’ es la manera como Lucas denomina a los enviados a la misión. De manera que la petición «Auméntanos la fe», que los apóstoles dirigen al Señor, es consecuencia de los retos que plantea la misión.
En su respuesta a esta petición el Señor acude a la imagen de un granito de mostaza, comparación que aparece en otro lugar del evangelio según San Lucas (13, 19) para llamar la atención sobre lo minúsculo de alguna cosa.
Al acudir a la imagen del grano de mostaza el Señor responde a los apóstoles que en el tema de la fe no se trata de lograr suplementos o de acrecentar sino más bien de poner en práctica: «Si tuvieran fe como un granito de mostaza, dirían a esa morera (…) y le obedecería». En su respuesta, Jesús no hace caso de la petición de un incremento, sino que nos lleva a fijarnos en la secuencia ordenar / obedecer como descripción de la fe.
En la segunda parte del evangelio de este domingo Jesús amplía la anterior descripción de la fe acudiendo a la parábola de un siervo disciplinado. La historia narrada por Jesús nos resulta poco razonable dada la sensibilidad frente a los derechos de los obreros, pero en la época de Jesús eran otras las costumbres.
La historia trata de un campesino que tiene un sirviente que trabaja en labores del campo –labrar y pastorear– y que además atiende los oficios de la casa. El siervo es obediente y cumple cabalmente «lo que se le ha mandado» para la lógica de la narración resulta incomprensible que dentro de la relación amo / sirviente el sirviente espere una gratificación o recompensa.
Después de este desenlace de la parábola, Jesús retoma la conclusión y la refiere a los apóstoles: «Pues lo mismo ustedes…». En esta aplicación que hace Jesús está el centro del mensaje del texto del evangelio de este domingo. El discípulo (para hoy, de cara a la asamblea dominical, mejor que ‘apóstol’) al final ojalá pudiera decir: ‘No he hecho sino cumplir lo que se me ha ordenado’.
Esto que se ha ‘ordenado’ al discípulo de Jesús es el proyecto del Evangelio, de manera que en la plenitud del Reino el discípulo habrá llegado a tener los mismos sentimientos y el mismo pensamiento del Maestro, llegará a ser ‘otro Cristo’. En esto consiste precisamente la salvación, en llegar el discípulo a configurarse totalmente con Cristo. Más que en una recompensa, el evangelio de hoy propone la salvación como el cumplimiento pleno del proyecto de Dios en la historia personal del discípulo.
Desde esta perspectiva, la fe viene a ser la respuesta en obediencia a la propuesta de salvación que Dios dirige al ser humano.