CUARTO DOMINGO DE PASCUA - FIESTA DEL BUEN PASTOR - FIESTA DE LA MADRE - CICLO C (MAYO 8 DE 2022)
MONICIÓN DE ENTRADA
Buenos días (tardes, noches) hermanos. sean bienvenidos a esta Santa Eucaristía, en el IV Domingo de Pascua. Esta es la reunión de los que reconocemos a Jesucristo como único pastor. Aquí somos testigos de lo que él ha hecho por nosotros.
Dispuestos a dejarnos pastorear por Jesús, a seguir su voz que nos hablará a cada uno de nosotros.
Este mes de mayo está dedicado a la Virgen María, nuestra madre celestial y nos sentimos apoyados y protegidos por ella. Su cariño y su ternura llenan nuestras vidas y por eso ponemos en ella nuestra confianza.
Es Madre y eso lo dice todo. Es Madre de Jesús y Madre nuestra.
Es Madre que acoge, escucha y perdona. Y una Madre que está junto a sus hijos en el momento que le necesitan: en los momentos duros y difíciles de la vida.
Hoy a través de María, queremos agradecer a Dios el milagro de la maternidad y pedimos por todas las madres del mundo, especialmente por las mamás de nuestra parroquia, para que la Virgen sea su modelo, su consuelo y su ayuda.
Queremos que esta eucaristía sea hoy acción de gracias por nuestras madres. Siempre las hemos tenido a nuestro lado y a ellas les debemos lo que somos y tenemos. Puestos de pie, recibimos a nuestro sacerdote entonando el canto de entrada.
MONICIÓN ÚNICA PARA TODAS LAS LECTURAS
En la liturgia del cuarto domingo de Pascua ocupa un lugar destacado la figura del Buen Pastor. La primera lectura presenta la labor de pastoreo universal encomendada por el Resucitado y que llevaron a cabo Pablo y los otros apóstoles. En esta labor, el modelo a seguir es Jesús, que en el pasaje del evangelio se presenta como el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas. En la segunda lectura, el que es llamado Cordero es al mismo tiempo el Pastor que apacienta al nuevo pueblo de Dios. Escuchemos atentos.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,14.43-52):
En aquellos días, Pablo y Bernabé desde Perge siguieron hasta Antioquia de Pisidia; el sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Muchos judíos y prosélitos practicantes se fueron con Pablo y Bernabé, que siguieron hablando con ellos, exhortándolos a ser fieles a la gracia de Dios. El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra de Dios. Al ver el gentío, a los judíos les dio mucha envidia y respondían con insultos a las palabras de Pablo.
Entonces Pablo y Bernabé dijeron sin contemplaciones: «Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: "Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra."»
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas y devotas y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron del territorio. Ellos sacudieron el polvo de los pies, como protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio. Los discípulos quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.
Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo, y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
SEGUNDA LECTURA
Lectura del libro del Apocalipsis (7,9.14b-17):
Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos.
Y uno de los ancianos me dijo: «Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y noche en su templo. El que se sienta en el trono acampará entre ellos. Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugara las lágrimas de sus ojos.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan (10,27-30):
En aquel tiempo, dijo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.»
Palabra del Señor.
ORACIÓN UNIVERSAL
Elevemos nuestras oraciones al Señor, el Buen Pastor, que conoce y escucha la voz de su pueblo, y digamos todos:
JESÚS, BUEN PASTOR, ESCÚCHANOS.
- Por el Papa, los obispos y los sacerdotes, para que, movidos por la caridad, conozcan las almas a ellos confiadas, se acerquen a las alejadas y estén dispuestos a dar la vida por sus ovejas, roguemos al Señor.
- Por los gobernantes de las naciones, especialmente los de nuestro país, para que, a ejemplo del Buen Pastor, guíen correctamente el destino de nuestro pueblo y, dejando a un lado el egoísmo, se preocupen por los más pobres, débiles y necesitados, roguemos al Señor.
- Por los más necesitados de nuestros pueblos, especialmente por los jóvenes que han caído en la delincuencia, los vicios y la corrupción, para que la voz del Buen Pastor suene en su interior y resplandezca esa luz que les saque de las tinieblas, roguemos al Señor.
- Por esta comunidad, para que permanezcamos siempre junto al Buen Pastor, escuchemos su voz, lo conozcamos y sigamos, roguemos al Señor.
EXHORTACIÓN FINAL
Bendito seas, Padre, porque cuidas de tu pueblo con amor
Y por medio de Cristo lo proteges y le das vida en abundancia.
Tú ha constituido a Jesús sacerdote y pastor de la Iglesia,
Y nadie podrá arrebatarle las ovejas que tú le has encomendado.
Te damos gracias porque Cristo confió su misión pastoral
A hombres sacados del pueblo para transmitir tu palabra,
Administrar los sacramentos y presidir la comunidad de fe,
Sirviendo a sus hermanos con amor y solicitud pastoral.
Así perpetúa Jesús, el Buen Pastor, su pastoreo entre nosotros.
Pero la mies es mucha y los trabajadores son pocos.
Te pedimos, Señor, que envíes vocaciones a tu Iglesia.
Amén.