DOMINGO II DE ADVIENTO
En el segundo domingo de Adviento nos llamas, Señor, a vestirnos de gala porque tu gloria está a punto de manifestarse. Juan bautista nos anuncia tu llegada y nos llama a preparar tu sendero, para así lucir un corazón bien dispuesto y con frutos de justicia. La luz de esta segunda vela que encendemos es figura de tu esplendor, y encierra la fe que vuelve nuestro rostro hacia ti. Ven, Señor de la vida, ven Mesías esperado. DOMINGO III DE ADVIENTO Encendemos la tercera vela de la corona en el Domingo de la Alegría, ante la pronta venida del Salvador. Ya el profeta proclama el gozo porque el Salvador está a la puerta. Ya el bautista anuncia la buena noticia de su venida y profetiza el bautismo del Espíritu. Ya san Pablo nos llama a estar siempre alegres y a permanecer en oración esperando su venida. Ven, rey de Israel. Ven, poderoso Salvador.
DOMINGO III DE ADVIENTO
Encendemos la tercera vela de la corona en el Domingo de la Alegría, ante la pronta venida del Salvador. Ya el profeta proclama el gozo porque el Salvador está a la puerta. Ya el bautista anuncia la buena noticia de su venida y profetiza el bautismo del Espíritu. Ya san Pablo nos llama a estar siempre alegres y a permanecer en oración esperando su venida. Ven, rey de Israel. Ven, poderoso Salvador
DOMINGO IV DE ADVIENTO
La aldea de Belén se engalana de humildad para acoger al Niño que será jefe y pastor. La aurora de la Navidad se aproxima, con la premura de María al visitar a Isabel. Ella es bendita entre las mujeres por haber creído las palabras del Arcángel Gabriel. Al encender la última vela de la corona, tu Espíritu, Señor, inflama en nosotros, con mayor ardor, la llama de la fe que deja entrever tu pronto nacimiento. Ven, Emmanuel, despierta tu poder y ven a salvarnos. Mira desde el cielo los brazos abiertos de la Iglesia que te quiere acoger