Conocer la ansiedad es como descubrir a una mensajera que, aunque a veces habla en susurros inquietos o gritos intensos, en realidad nunca ha querido hacernos daño; cuando dejamos de luchar contra ella y conectamos de una forma distinta, nos damos cuenta de que la ansiedad no es una enemiga, sino una parte de nosotros que desea protegernos, por eso, Escucharla, sin dejar que dirija nuestra vida, puede convertirse en un acto profundo de autocompasión y valentía
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