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6-abr.-2024, sábado de la Octava de Pascua

Que no desfallezcamos y —como Pedro— tengamos la valentía de seguir con más insistencia anunciando tu amor, misericordia y resurrección

Terminamos una hermosa semana, en la que hemos proclamado y testimoniado tu resurrección. Lo hemos hecho con alegría y hemos podido realizar nuestras labores gracias a tu bondad. Hoy queremos llevar el testimonio de tu amor a nuestros hermanos y te pedimos nos des sabiduría para que crean a nuestras palabras y acciones y no sean como algunos de tus discípulos que no creyeron a sus hermanos que te habían visto Resucitado. Que no desfallezcamos y —como Pedro— tengamos la valentía de seguir con más insistencia anunciando tu amor, misericordia y resurrección.

Tú, que nos has escogido para ser tus discípulos, danos un poco de tu fortaleza para permanecer firmes en las tormentas y dificultades de la vida y vivir con la alegría propia de la Resurrección, ya que estás vivo y nosotros también lo estamos gracias a ti.

Que nuestros hermanos te reconozcan en nosotros por nuestro obrar y así vean que tú estás con nosotros y que tú eres nuestro Señor y Salvador.  Gracias, Señor, por este descanso con el que recuperamos fuerza para seguir adelante en los caminos que nos propones. Permítenos compartirlo en familia, contando siempre que tu estas en medio de nosotros.  A ti te bendecimos, te glorificamos y te damos gracias. Hoy Rosario de Aurora y Eucaristía por todos ustedes y por nuestros hermanos enfermos.

Pensamientos para el Evangelio de hoy

* «‘Vosotros sois la sal de la tierra’. Es como si les dijera: ‘El mensaje que se os comunica no afecta sólo a vuestra propia vida, sino que habéis de transmitirlo al mundo entero: a un mundo, por cierto, muy mal dispuesto’» (san Juan Crisóstomo)

* «Si vosotros no sois sus testigos en vuestros ambientes, ¿quién lo hará por vosotros? El cristiano es, en la Iglesia y con la Iglesia, un misionero de Cristo enviado al mundo» (Benedicto XVI)

* «Quienes con la ayuda de Dios han acogido el llamamiento de Cristo y han respondido libremente a ella, se sienten por su parte urgidos por el amor de Cristo a anunciar por todas partes en el mundo la Buena Nueva (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 3)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.