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28-jun.-2024, viernes de la 12.ª semana del Tiempo Ordinario

... si tú quieres, puedes limpiarnos de todas aquellas lepras que nos impiden ser felices, que nos llevan por el camino de las tinieblas

El camino vivido y recorrido en esta última semana de nuestro mes —dedicado al sagrado corazón— nos da un momento para reflexionar los dones recibidos, las alegrías y satisfacciones llevadas adelante porque cumplimos tu santa voluntad. Hemos servido y amado a nuestros hermanos y es momento para darte gracias contemplando este nuevo amanecer en el que cada uno de nosotros despertamos en nuestros sentimientos que son de esperanza y de optimismo. Gracias, Señor, por este último día laboral de nuestra semana. Hoy encontramos en tu palabra un ejemplo de constancia de perseverancia y de valentía en este hombre leproso que se acerca, se postra ante ti y apela a tu querer. Esta fe del leproso nos lleva a comprender que no podemos sucumbir ante las primeras dificultades en estas palabras tan hermosas: “si tú quieres, puedes limpiarme”. Tenemos toda nuestra confianza en ti sabemos que tú lo puedes todo y por eso confiamos en tu amor y tu misericordia; si tú quieres, puedes limpiarnos de todas aquellas lepras que nos impiden ser felices, que nos llevan por el camino de las tinieblas, pero tú eres la verdadera luz que ilumina nuestro caminar. Queremos estar limpios para vivir en tu amor, en tu servicio, tu fraternidad y solidaridad. Gracias, Señor, porque caminarás a nuestro lado. San Ireneo nos ayude a dar testimonio de tu amor y tu misericordia hasta dar su vida por la verdad. bendícenos, guárdanos y protégenos; Amén. 

Nuestro viernes sea de testimonio y cumplimiento de la voluntad divina.

Pensamientos para el Evangelio de hoy

* «En la persona de este leproso quiere exhortarnos el Señor a que seamos humildes y que huyamos de la vanagloria; nos exhorta a ser agradecidos» (san Juan Crisóstomo).

* «Jesús toma de nosotros la humanidad enferma, y nosotros de Él su humanidad sana y que cura. Esto sucede cada vez que recibimos con fe un sacramento, especialmente el sacramento de la Reconciliación, que nos cura de la lepra y del pecado» (Francisco)

* «El nombre de “Señor” significa la soberanía divina. Confesar o invocar a Jesús como Señor es creer en su divinidad ‘Nadie puede decir: ‘¡Jesús es Señor!’, sino por influjo del Espíritu Santo’» (1Cor 12,3)» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 455)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.