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2-feb.-2023, jueves de la 4.ª semana del Tiempo Ordinario

FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR

Padre Santo en este día te damos gracias porque recordamos con cariño la presentación de tu Hijo en el templo. Permítenos que esta celebración sea para nosotros el poder vivir plenamente nuestra vocación de hijos tuyos. Hoy permítenos presentar la ofrenda de nuestro corazón para que sea agradable a tus ojos por la humildad y sencillez con que lo hacemos, al igual que el anciano Simeón y Ana. Nos unimos el anciano Simeón y te damos gracias con sus palabras: «Ahora señor según tu promesa puedes dejar a tu siervo ir en paz, porque mis ojos han contemplado a tu salvador». Te damos gracias porque nuestros ojos han contemplado las maravillas de tu amor. Hay luz en nuestras mentes y corazones. No permitas que guardemos tu luz escondida bajo la sombra de nuestra mediocridad, sino que brille en nuestras palabras y en nuestras obras, para que iluminen los pasos de nuestros hermanos que buscan la verdad.

A ti madre, celestial princesa, te pedimos nos perdones los momentos en que la espada de nuestra desobediencia ha sido un dolor para ti; danos tu auxilio para que en la alegría y el gozo de este día sintamos tu presencia y tu amor. Recibe nuestra oración por todos aquellos consagrados y consagradas que han entregado su vida generosamente en el servicio a los hermanos. Gracias por su testimonio de vida, de entrega generosa especialmente con nuestros hermanos más necesitados. Guárdalos y protégelos. Amén.

UN ABRAZO FRATERNAL Y MIS BENDICIONES, A TODOS LOS CONSAGRADOS Y CONSAGRADAS.

ORACIÓN A LA VIRGEN DE LA CANDELARIA

Queridísima Virgen de la Candelaria: os reunimos junto a ti con humildad y esperanza pues sabemos nos amas, nos escuchas y nos das luz en todo momento y situación, sobre todo, cuando estamos agobiados por los problemas; hoy llegamos ante tu Imagen llenos de ilusión con nuestra fe y confianza puestas en ti Señora, y te traemos nuestra devoción y nuestro cariño, acéptalos amada Virgen Santísima, y no nos dejes sufrir más, dulce Madre nuestra.

Déjanos contemplar tus virtudes y enséñanos a imitarlas para que seamos mejores. Que nos parezcamos a ti cada día más, para agradar al Señor como tú lo hiciste y vivamos así, en paz, amor y alegría y lleguemos luego a compartir contigo la dicha eterna de la Gloria Celestial.

Virgen Inmaculada de la Candelaria, apiádate, Señora, y danos tus bendiciones, porque de cuantos en ti confían y esperan Tú eres el mejor puerto de salvación y con tus maternales caricias todos recibimos los tesoros de los cielos.

Oh, María, nuestra esperanza nuestro amparo y nuestro auxilio, nuestro refugio, claridad y camino nuestra madre atenta que nos guardas y guías, te suplicamos una vez más seas nuestro consuelo, nuestra bendita mediadora con el Señor y nos ayudes a conseguir solución en nuestros problemas.

Oh Virgen Santísima de la Candelaria, más que todas las criaturas bienaventuradas, te rogamos que hoy tu alma esté con nosotros. Líbranos, Señora, de todos los peligros, aléjanos de enemigos, enfermedad y todo mal y danos tu ayuda para salir de esta difícil situación que hoy nos embarga el ánimo y nos hace padecer Te suplicamos que nos alcances de tu Hijo amado, Nuestro Señor Jesucristo, remedio para salir con bien de estas dificultades: (hacer aquí la petición)

Oh, Virgen de la Candelaria, te damos gracias, Madre y Señora nuestra; conscientes de nuestras debilidades acudimos a ti, somos tus hijos y nos ponemos en tus manos, haz que con tu poderosa intercesión sea concedido lo que solicitamos y no nos dejes sin tu amparo y cuidado maternal . Amén.

Reflexión

El episodio de la presentación de Jesús en el templo coincide con una intervención importante del Espíritu Santo. María y José habían ido al templo para “presentar”, es decir, para ofrecer a Jesús, según la ley de Moisés, que prescribía el rescate de los primogénitos y la purificación de la madre. Viviendo profundamente el sentido de este rito, como expresión de sincera oferta, fueron iluminados por las palabras de Simeón, pronunciadas bajo el impulso especial del Espíritu. El relato de san Lucas subraya expresamente el influjo del Espíritu Santo en la vida de este anciano. Había recibido del Espíritu la garantía de que no moriría sin haber visto al Mesías. Y precisamente “movido por el Espíritu, fue al templo” (Lc 2, 7) en el momento en que María y José llegaban con el niño. Así pues, fue el Espíritu Santo quien suscitó el encuentro. Fue él quien inspiró al anciano Simeón un cántico para celebrar el futuro del niño, que vino como “luz para iluminar a las naciones” y “gloria del pueblo de Israel". María y José se admiraron de estas palabras, que ampliaban la misión de Jesús a todos los pueblos. También es el Espíritu Santo quien hace que Simeón pronuncie una profecía dolorosa: Jesús será “signo de contradicción” y a María “una espada le traspasará el alma”. Con estas palabras, el Espíritu Santo preparaba a María para la gran prueba que la esperaba, y confirió al rito de presentación del niño el valor de un sacrificio ofrecido por amor. Cuando María recibió a su hijo de los brazos de Simeón, comprendió que lo recibía para ofrecerlo. Su maternidad la implicaría en el destino de Jesús y toda oposición a él repercutiría en su corazón (san Juan Pablo II).

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda pbro.