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13-may.-2025, martes de la 4.ª semana de Pascua

Que seamos uno con el Padre y contigo, que todos seamos uno en la fe, la esperanza y la caridad

Maravilloso despertar en este segundo día de la semana, el cielo despejado, las nubes van pasando y el rayo de luz comienza a iluminar nuestros corazones. 

Un día especial como este —en el que honramos a Nuestra Señora, la Virgen de Fátima— el 5 de mayo de 1917 el papa Benedicto XV invitó a todos los católicos a orar por el fin de la guerra por intercesión de la Virgen María. El 13 de mayo del mismo año la Madre del Cielo empieza a aparecerse a tres Pastorcitos: Lucía de diez años, Francisco de nueve y Jacinta de siete. Después de haber sido preparados por el ángel de Portugal, reciben la visita de la Madre del cielo, María santísima, como la Virgen del Rosario, quien les muestra su Inmaculado corazón y pide el rezo del santo rosario y sacrificios por la conversión de los pecadores.

Gracias, madre santísima, porque los ruegos en aquella ocasión fueron escuchados por ti, hoy elevamos nuestra oración para pedir también que llegue la paz, que haya comprensión y armonía entre todos los pueblos. Al igual que estos tres pastorcitos —a los que no les iban creyendo— danos la gracia de llevar tu palabra y creer en las obras del Señor. Permítenos que seamos uno con el Padre y contigo, que todos seamos uno en la fe, la esperanza y la caridad, guárdanos en tu amor y en tu misericordia. Amén.

Un muy feliz y santo martes lleno de testimonio, pero ante todo lleno de la presencia de nuestra madre santísima colocan en su santo regazo y protégenos con tu manto sagrado. 

Palabras del papa Benedicto XVI

Jesús que dijo de sí mismo que había venido para que nosotros tengamos la vida y la tengamos en plenitud, en abundancia, nos explicó también qué significa "vida": "Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo". La vida en su verdadero sentido no la tiene uno solamente para sí, ni tampoco sólo por sí mismo: es una relación. Y la vida entera es relación con quien es la fuente de la vida. Si estamos en relación con Aquel que no muere, que es la Vida misma y el Amor mismo, entonces estamos en la vida. Entonces "vivimos" (Benedicto XVI, Encíclia Spe salvi, n. 27).

Oración para pedir un milagro de salud

Oh Santísima Virgen de Fátima por siempre venerada, que nos diste un bello mensaje de amor, de unión, de constancia, misericordia y esperanza en el santuario cuando te apareciste a los tres Pastorcitos.

Tú, en tu mensaje, nos pediste que no dejáramos de orar para así alcanzar la paz en el mundo, la paz en nuestros hogares y en nuestras almas y para apartar por medio de nuestras plegarias los males y sufrimientos que nos acechan, las adversidades que nos causan tristeza y las calamidades que día a día nos ahogan y afligen, tanto en nuestras almas como en el cuerpo.

Hoy acudimos a Ti cargados de devota ilusión porque —como sabes— te necesitamos más que nunca. Concédenos tu maternal protección y asistencia hoy y en todos los momentos de nuestras vidas, en especial en las horas amargas de enfermedad.

¡Bendita Nuestra Señora de Fátima! Salud de los enfermos y consoladora de los afligidos, que, movida por el insistente ruego de los pastorcitos, Lucía de Jesús, María y Francisco Marto, obraste ya prodigiosas y asombrosas curaciones en las apariciones que hiciste en el Santuario de Fátima, y, ahora, con gran generosidad otorgas tus milagros en favor de todos los afligidos, doloridos y enfermos, ven a nosotros, Tú conoces el medio de aliviarnos. Por favor, concédenos el don de la llama de amor que brota de tu Sagrado e Inmaculado Corazón. Amén.

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.