Corazón, renovado y espíritu, dispuesto después de nuestros días de descanso. Ahora nos disponemos a darte gracias por este nuevo amanecer por un nuevo mes en la vida de cada uno de nosotros lo recibimos con mucha fe y esperanza deseando que sea un mes lleno de satisfacciones de alegrías y felicidades compartidas. Hoy comenzamos a regar lo que esperamos cosechar al final de nuestro mes teniendo la seguridad que tú bendecirás y multiplicarás las obras de nuestras manos. Sabemos, señor que de pronto vamos a tener tempestades momentos de lluvia. Y no podremos decir: ¿no te importa, Señor, que nos hundamos? Tu respuesta será: «¡hombres de poca fe!». Por eso te pedimos que aumentes nuestra fe para saber que estamos en tus manos y tenemos la seguridad de que: estando en la barca de la esperanza, las olas y las dificultades serán calmadas porque confiamos en ti. Ahora nos disponemos a iniciar nuestras labores, llenos de optimismo, alegría y generosidad, sabiendo que tú estás a nuestro lado bendícenos. Guárdanos y protégenos en tu bondad y misericordia.
Un muy feliz inicio de semana laboral e inicio de mes, con corazón dispuesto, disponible y generoso.
Palabra del Papa
La situación que se da sobre el barco es el miedo. Cuando hay una gran agitación en el mar, el barco se cubría por las olas. ‘¡Sálvanos, Señor, que estamos perdidos!’, dicen. ¡El miedo! Incluso aquella es una tentación del diablo: tener miedo de avanzar en el camino del Señor. Hay una tentación que dice que es mejor quedarse aquí, donde estoy seguro. Pero esto es el Egipto de la esclavitud. Tengo miedo de seguir adelante, tengo miedo de ir hacia donde me llevará el Señor. El temor, sin embargo, no es un buen consejero. Jesús muchas veces, ha dicho: ¡No tengáis miedo! El miedo no nos ayuda. (Cf. Homilía de S.S. Francisco, 2 de julio de 2013, en Santa Marta).