Que la tecnología separa familias y que ya nadie interactúa con otros realmente. Que «ahora» los jóvenes no hacen más que tener la cabeza clavada en la pantalla. Que todo tiempo pasado fue mejor y que esta sociedad va directo a la perdición.
¿Qué tal si nuestros padres hicieran un recorderis de lo que hacían cuando eran jóvenes?, ¿qué tal si les ayudamos a recordar que en cada época la tecnología y la innovación han estado presentes de algún modo? Ellos también quisieron estar pegados a la tv o al Atari. Porque esas cosas nuevas, las revistas, el teléfono, el beeper o las caricaturas eran «lo último» de aquellos años.
Nuestros padres también disfrutaban de la tecnología del momento
Esta es una pequeña reflexión para que tengamos presente que nuestros padres también vivieron al máximo la tecnología del momento. Que las redes sociales y los smartphones no son los culpables, porque somos nosotros los únicos responsables de darles valor.
Que el tiempo en familia sigue sin tener precio, que podemos dejar el móvil cuando queremos pasar tiempo de calidad con otras personas. Que podemos decidir ignorar todo lo bello que hay afuera si preferimos hacernos esclavos de la tecnología. Y que no es mala, vaya que cuesta aceptarlo, la tecnología no es mala, pero el uso que le damos sí que puede ser contraproducente.
No todo es negativo
¿Ha traído grandes cambios a nuestra vidas? si los ha traído. ¿Ha cambiado nuestra manera de comunicarnos? si ha cambiado. ¿Acorta distancias y nos permite ver en vivo a un ser quiero que tenemos lejos? ¡también! Dejemos en claro que todo depende del uso que le demos a ella. Que como todo en exceso, es malo. Y que la decisión de utilizarla bien o mal depende de cada uno.
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