¿Qué pasa entonces hoy, cuando encentramos tantas y tan diferentes definiciones de lo que es una familia?
DE UN TIEMPO PARA acá, muchos han renunciado a explicar qué son las cosas y se conformaron con aclarar como son y como funcionan. Esta tendencia, en ciencias como la sociología y la psicología, conduce a la descripción; así pues, procurando alcanzar conocimientos evidentes, los expertos que se han dedicado a profundizar en el tema Familia han dicho de mil maneras como es pero no qué es. Y el resultado es entonces una ba¬tahola de enunciados como:
• "La definición social de una familia se ha expandido para incluir a padre 0 madre sin su pareja, parejas birraciales, familias reconstruidas, individuos no relacionados viviendo cooperativamente y parejas homosexuales entre otras";
• "Familia como es definida en economía, sociología y psicología frecuentemente era una combinación de nociones de hogar y parentesco. Una excepción para esta definición es la de la psicología y asesoría clínicas donde la familia incluye la familia de origen de cada uno (padres y hermanos) añadiendo a la esposa y niños";
• "Nosotros definimos la familia como cualquier grupo de personas relacionadas biológicamente, emocionalmente o legalmente. Aquel es el grupo que el paciente define como significati¬vo para su bienestar";
• "El Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) adopto la definición de una red de mutuo acuerdo para connotar las nuevas estructuras que son la realidad de la familia en la década de los 90";
• "Hay diversos tipos de familia, muchas de ellas incluyen personas relacionadas por el matrimonio o la biología o la adopción, tanto como relacionadas por el afecto, la obligación, la dependencia o la cooperación".
Cuando en la ciencia confundimos describir con definir entramos en un callejón sin salida; reconocer como son las familias -Ios tipos que hay- no es lo mismo que comprender que es. Esta discusión no tiene en principio ninguna repercusión en la vida cotidiana, sino que mas bien parece ser interesante para aquellos que aprecian la tarea intelectual de discurrir, inducir, deducir y concluir ideas en un pedaleo académico que es su ocupación. Entonces, ¿por que y para que se da?
DEFINIR PARA EDUCAR
Vivir tranquilos, en paz, encontrar sentido a nuestra vida, mantener buenas relaciones con los otros y construir y fomentar buenos niveles de convivencia entre las personas no es algo que se de como por generación espontánea. Hay quienes dedican su esfuerzo profesional a mejorar el bienestar y la felicidad de las personas; y para que ellos puedan orientar su trabajo es necesario, y bastante útil por cierto, saber qué es la familia. Uno de los ámbitos concretos que requiere esta respuesta es el de la educación familiar.
Educar es ayudar a crecer (Leonardo Polo, 2006). Para prestar esta ayuda partimos de una base: la capacidad y potencialidad de todas las personas para mejorar, potencialidad que supone saber quien es y que es -de lo que depende como se puede lIegar a ser Ia persona que ha de crecer. Y proponemos unos medios que se correspondan con este punto de arranque y con el fin que hay que conseguir: la persona es, puede ser mejor, y debe ser esto mejor. El debe ser no viene necesariamente impuesto por el contexto externo sino que es exigido por la capacidad del modo de ser propio.
Aunque una persona esté rodeada de otras que le exigen, el motor de su crecimiento es su propia libertad.
Delimitar una definición de familia facilita un marco de referencia que todo profesional precisa para que su intervención se dirija a lo que debería ser: siempre una condición mejor de las personas y sus familias. De la misma manera que los profesionales de la salud constatan que la salud de las familias -bienestar que no se mide únicamente mediante un diagnostico clínico de la dimensión corporal de las personas- incide notablemente en la salud corporal y mental de los pacientes, los profesionales que intervienen en relación con las familias necesitan saber su punto de partida y su punto final, que es y que debería ser una familia.
Con este propósito, una propuesta que da luces es pensar en la familia como un ámbito de relaciones interpersonales, en el que las personas establecen sus vínculos en función del género y de las generaciones. EI ámbito se traduce en un "nosotros", un encuentro de quienes descubren recíprocamente la posibilidad de crear relaciones de convivencia que conducen a que cada uno suscite lo mejor de sí. La familia es una realidad relacional exigida por quien y por lo que es el ser humano, un ser relacional. Las relaciones intrafamiliares se configuran por el parentesco y la evidencia sensible de este vínculo es mostrada por la dimensión biológica. La consaguinidad apela a la relación generativa de dos personas, mujer y varón, que da lugar al nacimiento de otras personas, los hijos, que a su vez se muestran relacionados entre sí. Esta ligazón se extiende a otros parientes: tíos, abuelos, primos, cuya razón de ser es el vinculo originario por la conyugalidad y por la filiación. Así nos encontramos con una definición de familia originaria que cumple lo esencial de la realidad familiar.
PROMOVER EL BIEN Y CRECER COMO PERSONAS
La consaguinidad es una de las dimensiones de la familia pero no agota toda la potencialidad de las relaciones familiares. De la misma manera que no explicamos quien es y quien puede llegar a ser una persona por la sola indicación de su ADN, de su dotación genética, sino que el cuidado que reciba y su respuesta son fundamentales para su desarrollo, las relaciones intrafamiliares y los vínculos que las constituyen requieren también un crecimiento. Los vínculos que configuran las relaciones intrafamiliares no solo son de naturaleza biológica sino que su conformación, desarrollo, permanencia y calidad dependen de lo que las personas eligen y quieren hacer: la familia se puede instituir para sobrevivir, para bien vivir y para vivir bien 0 para los tres objetivos al mismo tiempo.
El apoyo fuerte de la vinculación familiar es el parentesco, pero se consolida con la libertad que se emplea en elegir el cuidado de los familiares y la promoción de su bien como tarea primordial. La razón decisiva para este desvelo es que los miembros de mi familia son quienes son independientemente de su utilidad.
Esta estima se puede producir en el ámbito familiar de manera natural aunque no espontánea (profundizar en este aspecto precisa de mas espacio y nos aleja de nuestra primera intención de hallar una definición de familia). La familia es un ámbito educativo en el que sus miembros experimentan un crecimiento continuo en muchas actividades entre las que sobresale una: emplear la libertad en promover el bien de los otros y así crecer como personas.
Es más propio de la familia formarse como una sociedad comunitaria que como una sociedad asociativa. ¿Por qué? Porque en la sociedad comunitaria sus miembros asumen una finalidad común de antemano que no van a cambiar por voluntad individual, y que consiste en compartir todo lo necesario para que cada persona viva bien afrontando todas las dificultades sin romperse. La sociedad familiar así definida se establece voluntariamente en el momento en que se configura un compromiso en mantener esa forma de ser. La fuerza de esta vinculación es un compromiso de amor que supera al solo contrato o arreglo afectivo típico de la familia que se establece como asociación, dependiente de la voluntad actual de los que la establecen y de la que definen contenidos y finalidad según trascurran los acontecimientos de la vida (sociedad mas frágil ante los escollos existenciales).
La familia como comunidad reúne en cambio mejores condiciones para que se fragüe un proyecto estable tan largo como la vida de los que la integran, vida que continua en las familias que surgen de los miembros que tienen en común una familia originaria.
AURORA BERNAL MARTINEZ DE SORIA
Doctora en Educación
abernal@unav.es
