En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Tengan ceñida su cintura y encendidas las lámparas. Ustedes estén como los hombres que aguardan que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad les digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo. Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos”.
Palabra del Señor