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EL SIGNO DEL PAN

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XVII Domingo del Tiempo Ordinario  CICLO B

- 6,1  Después de esto, Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades.

- v. 2  Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía curando a los enfermos.

- v. 3  Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.

- v. 4  Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos.

- v. 5  Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a él y dijo a Felipe: “¿Dónde compraremos pan para darles de comer?”

- v. 6  El decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer.

- v. 7  Felipe le respondió: “Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan”.

- v. 8  Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo:

- v. 9  “Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿Qué es esto para tanta gente?

- v. 10  Jesús le respondió: “Háganlos sentar”. Había mucho pasto en el lugar. Todos se sentaron y eran unos cinco mil hombres.

- v. 11  Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron.

- v. 12  Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada”.

- v. 13  Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada.

- v. 14  Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: “Este es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo.

- v. 15  Jesús, sabiendo que querían apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña.

                                                                                                   Jn. 6, 1-15

 

 

Introducción:                                                 

A partir de este domingo y en los cuatro siguientes (17º a 21º) se interrumpe la lectura del evangelio de Marcos que es el que corresponde a las lecturas bíblicas del Ciclo B, para intercalar casi íntegro el capítulo VI del evangelio según San Juan.

Comienza este capítulo con el relato del milagro de la multiplicación de los panes. Milagro que tiene que haber impactado profundamente entre la gente de aquel tiempo, porque es uno de los pocos relatos que se encuentra incluido en los cuatro evangelios.

Se acostumbra hablar del “milagro de la multiplicación de los panes”, sin embargo san Juan en su evangelio, nunca llama milagros a las obras extraordinarias de Jesús, sino las presenta como signos, para demostrar que Cristo es el Mesías y que el Reino de Dios se está haciendo presente.

A Juan no le interesa tanto el aspecto milagroso de los hechos, sino más bien, el “significado” que tiene cada uno de ellos.

Así por ejemplo, después del milagro de la multiplicación de los panes, incluye el discurso donde Jesús repite que El es el “Pan de Vida”.

El texto de hoy, presenta una de las lecciones más claras dadas por Jesús a sus seguidores: no deben ser egoístas, sino solidarios, deben saber compartir y tener un corazón generoso.

 

Aportes para la Lectura:

- v. 1  El capítulo comienza con un “después de esto”, formula que Juan emplea con frecuencia (Jn. 3,22;  5,1;  7,1; 19,38) para enlazar un relato con los anteriores.

El relato continúa haciendo mención que Jesús atravesó el mar de Galilea, pero no indica el punto de partida ni tampoco a donde se dirige. También se omite la motivación del viaje. Según el evangelio de Marcos, Jesús quiere retirarse a un lugar apartado para encontrar con sus discípulos, un poco de descanso (Mc. 6,3l).

- v. 2  A continuación se hace referencia a la multitud que seguía a Jesús, principalmente por haber sido testigos de la curación de diversos enfermos. Hecho que para Juan fue un “signo” realizado por Jesús para revelar la presencia divina de Dios en su persona.

- v. 3  Jesús se sienta sobre la montaña junto a sus discípulos. Pero no lo hace para enseñar, como se especifica en los demás evangelios, porque según el evangelio de Juan, Jesús solo enseña en las sinagogas o en el templo (Jn.18,20).

La mención de la subida a la montaña tiene un valor simbólico. La montaña era considerada en la antigüedad como el lugar de la manifestación de Dios (Gn.22,1-2; Ex.3,1-5; 1Rey.18,8-9). Además la orilla occidental del mar de Galilea, donde Jesús se encontraba, no es montañosa. Existen allí suaves colinas que van perdiendo altura al acercarse a la costa.

- v. 4  Como marco cronológico, el relato señala la cercanía de la Pascua, fiesta en la que se rememoran los acontecimientos del Éxodo. Se dice que esto sucede cuando “se acercaba la Pascua” y no el mismo día de la fiesta, en la que Jesús y sus discípulos deberían estar en Jerusalén, porque es una de las fiestas en la que los varones mayores estaban obligados a peregrinar (Ex. 23,14-17; Dt. 16,16).

- v.5  La expresión “levantar los ojos” clásica en la Biblia (Gn. 13-14. 1Cron.21,16. Zac.2,1.  Mt. 17,8. Lc. 6,23) si no va seguida de “hacia el cielo” no es introductoria de una oración, sino en un determinado “ver”. Jesús sentado en la “montaña” fija su mirada en la gente que se acerca.

Al observar la cantidad que se aproxima, Jesús manifiesta su intención de darles de comer y pregunta a Felipe donde se puede comprar alimento para todos ellos.

- v. 6-7  La aclaración de que Jesús interroga con la intención de poner a prueba a Felipe, tiene como finalidad evitar que la pregunta se interprete como indicio de alguna ignorancia en el Señor.

            Felipe responde calculando la cantidad de dinero que se requerirá para alimentar a la multitud: no alcanzarían doscientos denarios, suma muy elevada, si se tiene en cuenta que se estipulaba un denario como salario por un día de trabajo (Mt.20,2)

- v. 8-9  Andrés hace ver que lo poco que tiene el niño, no alcanzará para darle de comer a tanta gente; es decir que Andrés tiene una visión humana, al igual que Felipe en su repuesta hacia Jesús.

Juan es el único de los evangelistas que especifica que los cinco panes que ofrece el niño, eran de cebada. La cebada se cosechaba al comenzar la primavera, en tiempos de Pascua (el trigo 50 días después, en Pentecostés), por lo tanto era el cereal disponible en ese tiempo. Era más barato que el trigo (2Rey.7,1- Ap.6,6) por eso constituía el alimento de las clases menos pudientes.

- v. 10  No obstante la objeción de los discípulos, Jesús comienza a dar órdenes destinadas a organizar a la gente para distribuirles el alimento. En primer lugar, manda que los hagan sentar. Hacer que se sienten para comer es tratarlos como seres libres y con dignidad; no como siervos obligados a tomar sus alimentos de pie y con premura para estar a disposición del amo.

Una vez que la gente se ha ordenado, el autor informa sobre el número de personas: eran “como cinco mil hombres”. El contraste entre la insignificante cantidad de alimento y el gran número de comensales, sirve para destacar la importancia del milagro.

La mención de que en el lugar había abundante pastos, confirma que el acontecimiento tuvo lugar en primavera, época de lluvias en esa zona mayoritariamente árida.

 

- v. 11  El gesto de Jesús de “dar gracias” evoca la acción eucarística de la Ultima Cena.

Lo mismo que en las bodas de Caná, el milagro tiene lugar sin que se pronuncie ninguna palabra de poder y sin que se describa el proceso de la transformación, en este caso de unos panes y unos peces, en una cantidad que satisfizo plenamente a los cinco mil hombres: “todo lo que quisieron”.

- v. 12  Estas expresiones indican que el autor está interesado en destacar la abundancia del alimento. Jesús ordenó que se recogiera todo lo que había sobrado de los panes.

Para algunos autores la preocupación de Jesús de “recoger” para que “nada se pierda” alude a su misión de reunir a los fieles para que “ninguno se pierda” (Jn.- 6,39). Para otros tiene relación con el reproche a la multitud cuando les dice que no pongan el esfuerzo en este pan que se “pierde”, sino en el que permanece para la vida eterna (Jn.6,27).

- v. 13  Cada Apóstol regresa con su canasta, símbolo de los Doce que participaron y trabajaron.

También puede aludir a las doce Tribus de Israel, representantes del pueblo a quien Dios ha prometido saciar el hambre (Sal. 36,19; 78,29)

- v. 14  Ante el “signo” realizado por Jesús, la gente reacciona de distinta manera. Unos identifican al Señor con un profeta, otros pretenden hacerlo “rey”.

En otras citas del evangelio de Juan, se dice que la gente opinaba que Jesús era un profeta (Jn.7,40; 9,17) y el mismo Jesús, utilizando un proverbio, se aplica ese título (Jn.4,64).

En aquella época existía la expectativa de un Mesías con características proféticas, semejante a la de Moisés que renovaba el milagro de la provisión de alimento en el desierto (“maná”).

- v. 15  La intención de querer “hacer rey” a Jesús, evidencia que sus seguidores alimentaban inquietudes de un Mesías liberador. Las circunstancias políticas y económicas por las que pasaba el pueblo provocaban violentas agitaciones mesiánicas (Hch. 5,36-37; 21-38).

Se esperaba al rey de la descendencia de David, que liberara al pueblo de los invasores paganos y restableciera el reino de Israel. Algunos esperaban que Dios enviara a este Mesías pero otros pretendían imponer un rey por medio de la fuerza.  La reacción posterior a la multiplicación de los panes no se trataba de reconocer en Jesús, al rey que venía desde Dios, sino de “hacerlo rey”. Esto equivalía a colocarlos como cabecilla de una revolución tendiente a expulsar a los romanos y restaurar el reino de Israel. Ante la propuesta de ser tomado por la fuerza, Jesús dejó a la multitud y se apartó a la montaña.

 

Aportes para la Meditación:

            Este relato de Juan nos invita a confiar en Jesús y a dejarnos saciar por su amor.

¿En nuestra vida, seguimos a Jesús como lo hizo la multitud?

            Un niño anónimo pone a disposición lo que tenía (cinco panes y dos peces): ¿Cuales son nuestros cinco panes y dos peces que tenemos hoy para ofrecer al Señor? ¿Se lo ofrecemos a nuestra comunidad?

            ¿Ofrecemos y compartimos también lo material, para ayudar a nuestros hermanos que sufren necesidades?

            Jesús viene a calmar el hambre (material y espiritual) de todos nosotros. Él se ofrece como alimento y para ello es necesario tener fe, unirnos a él, a su amor y a su Vida. ¿Nos dejamos alimentar por Jesús que es pan que sacia nuestra vida?

¿Somos nexos (pan) que ayuda a calmar el hambre de Dios que existe en nuestra familia, en nuestra comunidad y en nuestro ambiente?

 

Modelo de Oración:   

Señor:

Enséñanos a ofrecer lo que tenemos,

a compartirlo con otros,

a darlo con generosidad. 

Enséñanos a dar nuestros cinco panes

y dos pescados

a ser generosos y desprendidos 

Enséñanos a compartir

para construir el Reino,

para vivir con amor,

para cambiar el mundo

y acercarlo más a Dios.

 

Contemplación/Compromiso:

            En el último paso de la Lectura Orante nos parece bueno recomendar que dejemos unos cuantos minutos para contemplar todo lo que el Señor nos ha dicho con su Palabra, lo que le hemos dicho a través de la oración, y sobre todo descubrir a qué nos comprometemos, qué acción para transformar nuestro pequeño mundo realizaremos. Siempre debe ser algo muy concreto y en coherencia con lo que el Señor nos pide en su Palabra. 

 

 

 

 

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